El ambiente aún estaba tranquilo, fuera de toda aquella música y personas que bailaban bien apegados contra otro cuerpo anatómico humano.
Rodrigo estaba recién llegando junto a iván a aquel recinto, el cual parecía ser una disco. El mayor no había estado tan conforme de haber ido por el hecho de que no pasaría tiempo con rodrigo, sino más bien con otra chica que ni él mismo conocía. Por otra parte, el ojiverde estaba de lo más emocionado; Había hecho que su amigo saliera de su cueva y fuera a conocer chicas, ¿qué cosa tan mala podría pasar?
─ Rodri.. Tengo sueño ─ admitió buhajeruk mientras se tomaba del brazo del más alto sumisamente, en un intento de no perderse.
Carrera sonrió con ternura ante la tierna imágen de un iván sumiso. Abrió sus labios en un intento de decirle algo a su mayor, pero una figura femenina se hizo presente frente ambos chicos y el castaño frunció el ceño al notar de quién se trataba; Angie.
─ Roru, bebé. ─ sonrió la fémina mientras se acercaba, tomándole la mano al más bajo, jalandolo consigo.
El pelinegro hizo un sonido de molestia al sentir que el brazo que estaba tomando de rodrigo estába alejándose, alejándose junto a ella. Suspiró destrozado al darse cuenta de que así serían las cosas desde ahora en adelante; rodrigo con ella, y él en un rincón solitario con un corazón dolido.
Retrocedió un poco y chocó con alguien. Se giró de inmediato buscando disculparse, pero vió en el pecho de la chica el nombre y supuso que era la amiga de angie; brisa. Rodrigo le había hablado de ella, que trabajaba en el lugar y era bastante simpática.
─ Lo siento ─ se disculpó ella mientras hacía una leve reverencia, avergonzada.
─ No, está bien. Yo retrocedí sin ver antes atrás, ¿éstas bien? ─ Iván se agachó para poder tomar el platillo de plástico que se le había caído a brisa. Ésta sonrió avergonzada y tomó el platillo entre sus manos ya cuando el pelinegro se lo pasó.
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Rodrigo estaba sosteniendo la cintura de su cita mientras suspiraba. Se preguntaba dónde estaba iván, y por qué no lo había visto en toda la noche. Estaba con unas pocas copas de más, por lo tanto su sentimentalismo y sensibilidad estaban incrementados en él a un cien por ciento.
─ Baila ─ demandó angie mientras se acercaba a los labios de rodrigo, robándole un motivado y profundo beso, que sólo ella estaba manteniendo. Rodrigo estaba quieto sobre sus piés, sin saber que hacer. No le gustaban sus labios, sabían a alcohol y un toque de su bálsamo labial; le desagradaba, porque aquel dulce sabor era artificial.
El castaño se alejó de la figura femenina de angie para caminar rápidamente al baño, en silencio.
Abrió la puerta tras ser empujado por un grupo de personas y pasar entre mil parejas besuqueándose como si mañana no hubiera más mundo que vivir. Pasó al baño y vió a brisa y iván sentados en el suelo. Brisa tenía los ojos llorosos, como si hubiera llorado todo un día entero, mientras iván estaba tomando las manos de la fémina entre las suyas.
─ ¿Interrumpo? ─ inquiere un rodrigo algo borracho, pero no tanto como otras noches.
Iván levanta su mirada aún sosteniendo las manos de la fémina que se encontraba en frente. Esta sorbió su nariz y se levantó con cuidado, sin brusquedad. Hizo una reverencia a rodrigo y para iván soltó un "gracias" bastante bajito, hasta que finalmente salió.
Rodrigo sentía su cabeza bastante mal, su corazón pesaba y le molestaba. De cierta manera le molestaba que iván haya hablado con brisa, le molestaba que su amigo estuviera expuesto a cualquier persona que se le acercara y se lo arrebatara de su lado, tenía miedo y enojo... Estaba... ¿celoso?
─ Rodri ─ habló el menor, levantándose. Se acercó al más bajo, pero éste lo empujó levemente en dirección a una pared. Se acercó y estampó sus labios de manera estática en el borde del labio de iván. ─ ¿T-Tú..? ─ buhajeruk no podía creerlo, ¿qué estaba pasando por la cabeza de su amigo? ─ Rodrigo.. ¿y angie?
─ Eres mío, ─ dijo ya lejos del cuerpo del menor, y lo abrazó con fuerza. Sollozó levemente mientras lo apretujaba con ternura y miedo. ─ Eres mío, mío. Odio que hagas esto en mi interior, porque me confundes tanto..
Iván no podía creerlo, sentía sus ojos mojados nuevamente, ¿por qué estaba llorando?
─ Estás borracho, no sabes lo que dices ─ Iván habló en voz bajita. Su corazón estaba a un paso de explotar, su pecho subir y bajaba, sus manos temblaban y sus piernas de igual manera estaban a punto de colapsar. ─ Ya déjalo, rodrigo...
El castaño negó con su cabeza mientras sentía el roce de las ropas del mas alto. Le gustaba aquella extraña calidez que ambos compartían cuando se abrazaban, al fin podía pensar en ello, pensar en lo hermoso que era su iván.
Iván sin saber que hacer correspondió finalmente al abrazo, aprovechando hasta la última gota de aquel momento. Seguro rodrigo mañana no se acordaría de nada de lo que dijo esta noche, ni todo lo que hizo o sintió.
─ Es un jodido maricón ─ susurró angie mientras se disponía a ver a la parejita en voz baja.
Iván era gay, lo tenía escrito en la frente, ¡Y queria infectar a rodrigo!