The beginning of the end

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The beginning of the end


– Vi que necesitabas salir de ese lugar – comentó el ruso caminando al lado de Chay con Hadar en sus brazos.

La verdad es que Chay lo agradecía, amaba a su hermano pero en estos momentos los problemas personales lo solían abrumar porque él sabía que no tenía oportunidad, es decir, que no podía resolveremos y era frustrante ver a tu hermano sufrir y no poder hacer nada, solo defenderlo con las palabras porque matar estaba prohibido adentro del grupo *lastimosamente* de otra forma, ya hubiese hecho que Vegas se suicidara con el cuchillo más afilado de la cocina, claro que también estaba Macao de por medio y vaya... de verdad que a él no quería hacerle daño. Que complicada era la vida cuando descubres que tienes personas a quien proteger.

– Si la verdad es que se estaba tornando asfixiante – susurró Chay

Kim extrañamente continuaba caminando con ellos un poco más alejado pero ahí estaba mientras observaba de vez en cuando el cielo y luego el lago a donde se habían acercado, era una propiedad enorme, parecía sumido en sus propios pensamientos.

– Así que... ¿Esta es la casa donde creciste, no es así? – preguntó Wolfgang a Kim.

El pelinegro asintió escasamente – Algo así – comentó – No recuerdo muchos momentos felices, ¿la niñez de un niño no debería ser feliz? – preguntó ensimismado, y eso rompió el corazón de Porchay, con cuidado a no alejarlo, él se acercó, Wolfgang se mantuvo a unos pasos.

– No – contestó su pregunta ganándose un respingo de Kim por la cercanía – No debería ser feliz, más bien, real.

– ¿A que te refieres? – enmarcó una ceja oscura y gruesa – Los niños deberían ser felices.

Chay asintió pero sonrió – Bueno si, en un mundo ideal los niños deberían ser felices pero la verdad es que la calamidad no elige edad, no tenemos que haber sido felices, solo haber sobrevivido a todo – bajó los hombros – No creo que ninguno de los que estamos aquí tuvo una niñez completamente feliz.

Kim medio sonrió ante el tierno discurso idealista sobre la felicidad que dio Chay.

Sí, idealista.

Porque no era exactamente lo que Kim creía – No todos aquí mataron a sus padres cuando eran pequeños ¿verdad?

– No, pero...

– Eso marca la diferencia – sentenció Kim sin alzar la voz, parecía que hablaba en voz baja... como si lo estuviera haciendo con él mismo – Así que no, quizá este nunca fue mi hogar... solamente fue un sitio en el que estuve una parte de mi vida.

Chay torció el gesto, es verdad que Kim y Kinn eran diferentes pero ambos eran jodidamente tercos.

– Da igual nuestro pasado, todos cometidos y hemos cometido cosas horrorosas ¿y qué? De cualquier forma, somos unos putos fenómenos – Wolfgang se acercó – Tu más que nadie luces feliz siéndolo.

Kim soltó una risa que a los oídos de Porchay sonó preciosa, parecía más relajado porque sus hombros no estaban tensos del todo y la línea de su mandíbula estaba suelta, sin músculos presionando. Parecía otro Kim, no con el que habían discutido como perros y gatos días antes.

– Si, ser lo que soy me ha dado libertad – dijo Kim

– Paradójicamente porque nos están buscando para encerrarnos – determinó Chay empujándolo suavemente con el brazo

BEAUTIFUL HUMAN -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora