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– No, no estoy de acuerdo – replicó Porsche – Yo debería hacer este trabajo.
Vegas endureció el gesto – ¿Por qué te encanta llamar la atención?
– Vegas, estás haciendo esta mierda personal – replicó el moreno –
– Porsche, no te tomes demasiadas atribuciones, tu ya no me interesas – replicó con una sonrisa burlona – A demás, solo pienso en el bien de la misión, no en tu jodido culo si te matan o algo peor, te encierran.
Pete carraspeó – No debes decir esas cosas, ahora somos un equipo.
– You are so cute, Pete... – Vegas lo miró – Pero mata ese lado de ti ¿entiendes? Las personas suelen abusar.
Porsche bufó – Wao – negó – Estás siendo irracional. Bien. Lo haremos como tu digas.
Vegas asintió – De acuerdo.
– Tu te vas a camuflar entre los empleados, puedes hacerte pasar por uno de ellos... imagino que sabes lo que tienes que hacer.
– Si, lo amordazó y me hago pasar por él – comentó Porsche
– Bien. Irás a la sala de juntas, tendrán una reunión en el ala cinco de aquella torre – señala en el plano – Pondrán los micrófonos para que yo pueda escuchar desde aquí. Por otra parte, Pete puedes atravesar este concreto y hacerte invisible para entrar a esta reunión. Son dos y ambas pueden interesarnos.
Pete asintió ligeramente mirando los planos – Bien, creo que funcionará –
Vegas se quedó mirando a Pete.
– Nunca has hecho esto ¿verdad? – preguntó apoyando su codo en la mesa
Pete encogió un hombro – No soy un santo pero nunca he utilizado mi don en pro a un equipo de mutantes.
– Puedo preguntar... ¿Como te encontró Kinn? – preguntó
Pete aspiró – Fui yo quien le dijo a Kinn que nos estaban buscando – respondió – Yo fui la fuente y por eso él empezó a buscarlos a todos.
– No me jodas – Porsche alzó ambas cejas – ¿Cómo supiste?
– Tengo un viejo colega trabajando para los militares, se llama Big – comentó – El me dijo que estaban buscando a todos los meta-humanos para... meternos en una jaula y experimenta con nosotros, tan rápido como lo supe, le dije a Kinn.
Porsche asintió – ¿Y de dónde conoces a Kinn?
Vegas miró a Porsche y soltó una ligera risa.
– ¿Desde cuándo eres un maldito detective? O... ¿Te da celos de Pete? – preguntó