Seis

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Dos meses

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Dos meses. Incluso las clases pasaron más rápido.

Todos lo miraban extraño, pero para ese punto, Bobby le enseñó que ese tipo de cosas no deberían de preocuparle -e.

Y por primera vez, tomó un consejo.

Le llevó tiempo, no mirar hacía los que lo criticaban, sino enfrente, suele enfrente para mirar a alguien más, a quien no lo juzgara por querer cambiar un poco.

¿Tan raro es querer y ser amigo de quién te destruyó la reputación?

P. J. Aún no lo toleraba, pero poco a poco ha estado hablando más con él. Tal vez sea más rencoroso que Bobby, pero agradecería que hiciera su esfuerzo.

Y Max. Bueno, además de ser su único y último tema de conversación, ha visto que hubo algunos cambios en él desde esa conversación de madrugada.

Más atontado en el celular, tecleando rápido a todas horas, con un sonrisa en sus labios al escuchar la notificación de su celular. De alguna forma, Brad podía decir que era capaz de inflar el pecho porque era él quien causaba ese comportamiento en Max

No eres tú, es Luidmila.

También ha tenido una constante pelea contra sí mismo. Contra Luidmila, la chica que no existe y que él inventó.

Parecía imposible, que una mentira llegara a la escala de afectar su propia salud mental.

Miró el último mensaje que escribió Max, aún no tenía una respuesta. Pensaba que tal vez en sus minutos libres para entrar a la siguiente clase, lograría tener una respuesta.

—Hey, bebé —Bradley lo miró mal. Con las mejillas irremediablemente rojas y las cejas hacia abajo. Esconde su teléfono en el bolsillo del pantalón mirando a Max salir de sabrá Dios donde.

Estaba demasiado distraído como para admitir que no se dió cuenta cuando Max llegó hasta él.

—Hoy no hay entrenamiento, es día libre.

—¿Por qué? —no pudo evitar entonar su voz en alarma. Apenas se acostumbraba a la rutina, Max no puede quitársela así nada más.

Las personas que pasaban por el pasillo se ocupaban más en criticar que Max le dijo bebé a Bradley, y él no dijo nada acerca de eso.

—Es divertido practicar, pero tenemos que tomar un descanso, sino, dejará de ser divertido. —Max usaba una lógica que Bradley no entendía.

Le han enseñado que, cualquier cosa que deba de hacer, es seguir con ella hasta el cansancio, hasta que las piernas le tiemblan y los nudillos estén rojos.

Y además, se ha acostumbrado a pasear por la tarde en el campus con Max. A veces Bobby y P. J. Iban a otro lado, con la excusa de que querían ir a las rampas, pero todo el tiempo mirándolos.

Luidmila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora