#04

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Durante los días de la carrera todos estuvieron algo tensos, sabían que hasta cierto punto lo más importante para si mismos era el manejo de puntos, llegar a lo más alto dentro de cualquier tabla era la fórmula principal de todos los seres dentro del gremio, no importaba quien o quienes, debías ganar.

Al menos, eso fue lo que siempre tuvo en mente el neerlandés, desde el inicio de las prácticas solía alejarse bastante de sus acompañantes, solo se guiaba por las tareas fijas dentro y fuera de la fórmula, Max evitaba el contacto sin importar que, era una pequeña regla mental que no podría romper por más que quisiera, incluso si tenía horas libres prefería el estar solo en su habitación. Durmiendo, comiendo o viendo el techo. Era fácil de distraer.

Por otro lado, Carlos era muy distinto a él, necesitaba de estar distraído para solo llegar, cumplir y huir de cualquier estrés base dentro de la pista, odiaba con toda su alma la presión que sentía en su pecho justo antes de alguna carrera o después de la misma, durante años fue entrenado para poder ser de los mejores y por supuesto luchaba por ello pero siempre estuvo un pequeño problema, la presión que consumía su ser ante cada una de ellas. Era bueno disimulando, al menos para la gran mayoría que solía rodear su existir todos los días.

El español trabajaba en su meditación, tranquilidad y seguimiento de rutina, aún que siempre dejaba un espacio libre en los días de prácticas para correr hacia su chico, hasta donde sea que se encontrará llegaría por Sergio.

Max también, todos.

Lewis quien era neutro en su aspecto deportivo siempre llegaba buscando los brazos del joven mexicano que en poco tiempo se acostumbro a ser eso, un pequeño ser que siempre estaba abrigar a los demás. No a todos, solo a ellos.

Daniel por su lado era de los más relajados, sabía lo que hacía, donde y cuando, no ocupaba más que ello para mantenerse estable dentro de cualquier situación necesaria de ejercer. Siempre se destacó por esa suerte, ser el mismo sin dudar ni un poco de lo que alguien pretenda opinar, al final, solo son palabras ajenas de una persona que ni va ni viene dentro de su existir. Como en el de otros.

Todos los hombres hacen una pequeña línea en aquellos días, ocupan horarios y también dejan que su contrario, Checo, tome las últimas decisiones dejando que vayan a él o no, más de una ocasión el joven puso límites dando a entender que ni el sabía cómo sentirse, por suerte los hombres siempre entendían y también trataban de la mejor manera.

Recordando aquel momento donde en el GP de México, fue mala suerte la del joven que corría en su país, no fue lo mejor y por desgracia la carrera se vio afectada demasiado rápido, todos.
Lewis, Max, Carlos y Daniel sabían que tendrían que ver a su contrario, no era obligatorio, pero sus almas exigían el cuidado total de su chico pecoso.

Al finalizar la carrera todos pasaron de festejar, fueron directamente a donde estaba Sergio, se adentraron a su habitación y pasaron la noche junto a él, solamente caricias, besos, el consentirlo fue un gran alivio para el chico, se sentía más seguro que nunca.

Justo ahora se encontraban en las últimas horas antes de la carrera, Carlos sentado a la par de Checo recostó su rostro en el hombro del mismo, cerró los ojos suspirando ante la presión que poco a poco invadía su pecho, estaba ansioso, siempre sucedía aquello frente a la carrera. Checo acaricio con suavidad la larga cabellera del español mientras sus ojos observan a la gente pasar frente a ellos, el calor es evidente y la zona no ayuda, se preguntó si podría salir corriendo. No, sabía que no.

— Tranquilo Carlitos, se que saldrá bastante bien. — Susurro aun otorgando las caricias.

El español asintió, parecía solo mostrar ese lado tan íntimo con el joven mexicano quien siempre lo recibía con los brazos abiertos. Pocos segundos después Daniel se acercó invadiendo el espacio personal de Sergio quien sólo pudo aceptar su cercanía, después Lewis quien se sentó en los pies de Checo, recostó su cabeza hacia atrás justo entre las piernas del mismo mientras cerraba los ojos. Al final, Max.

Musa | Checo & F1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora