48| ¿Rencuentro?

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- Amor, para la boda, donde te gustaría que nos casáramos - Comentó Juanjo divertido mientras nos encontrábamos tirados en la terraza.

- Ay Juanjo no se - dije levantándome del suelo para rellenarme la copa de vino.

- Pues piensa amor, tarde o temprano tendremos que empezar a preparar la boda y no pienso esperar a que tengas otro accidente para casarme contigo eh - bromeó.

- Que idiota, si ya estoy estupendo, han pasado tres semanas - dije dándole un sorbo a mi copa.

- Bueno, si tú lo dices te haré caso - contestó Juanjo mientras señalaba con sus dedos las estrellas.

- Si tuviera que elegir me encantaría casarme en un castillo - añadi.

- Que medieval estás tú no? - Comentó con una sonrisa burlona.

- Oye me has dicho que eligiera y he elegido subnormal - Dije frunciendo el ceño enfadado.

- Pero no te enfades idiota - Dijo agarrándome por las mejillas mientras me empezaba a besuquear por toda la cara.

- No no, me he enfado que lo sepas, hasta mañana no se me pasa - Comenté entre risas ya que era incapaz de fingir.

- Yaya, ya te veo lo enfadado que estás - dijo dándome un beso en la punta de la nariz.

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- Despiértate ya dormilón - Dijo Juanjo tirándose encima mia.

- Juanjo - Murmuré poniéndome la almohada en la cama.

- Va venga que tengo hambre Martín - dijo meneando la almohada.

- Pero que hora es Joe - Bostecé estirandome la espalda.

- Las 11:30 va - Dijo dándome un beso en la frente.

- ¿Once y media? - exclamé abriendo los ojos de par en par - ¡Nos hemos pasado de largo el desayuno!

- Ya ves, por eso te digo que espabiles - respondió Juanjo con una sonrisa. - Vamos a preparar algo rico, ¿te parece?

- Sí, sí, ya voy - me levanté con pereza, sintiendo el frío del suelo en mis pies descalzos. Me puse unas pantuflas y seguí a Juanjo hacia la cocina.

- ¿Qué te apetece? - preguntó mientras abría la nevera.

- No sé, ¿tienes alguna idea? - respondí rascándome la cabeza y mirando por la ventana, donde el sol brillaba intensamente.

- Estaba pensando en hacer unos huevos revueltos con tostadas y aguacate. ¿Qué te parece?

- Suena bien - asentí mientras empezaba a poner la mesa. - Oye, Juanjo, gracias por despertarme. Creo que podría haber dormido hasta la tarde.

- No hay problema - dijo mientras empezaba a cocinar. - Sabes que me encanta verte dormir, pero más me gusta compartir el día contigo.

Sonreí ante su comentario y me acerqué para darle un abrazo desde atrás. - Eres lo mejor que me ha pasado.

- Y tú a mí - respondió volviendo la cabeza para darme un beso suave.

Después de unos minutos, el aroma del desayuno llenaba el aire. Nos sentamos a la mesa y disfrutamos de la comida, en medio del desayuno recibimos una llamada de Noemí

Armonía prohibida (Ot 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora