Entre Mentiras

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Se removió en cuanto la luz del sol se filtro por la persiana mal cerrada, suspiro dándose vuelta esperando encontrar el cuerpo de su acompañante nocturno, suspiro al ver la cama vacía de ese lado y solo una nota de despedida, cerro los ojos arrug...

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Se removió en cuanto la luz del sol se filtro por la persiana mal cerrada, suspiro dándose vuelta esperando encontrar el cuerpo de su acompañante nocturno, suspiro al ver la cama vacía de ese lado y solo una nota de despedida, cerro los ojos arrugando el papel que lanzo al cesto de basura mientras se levantaba con pereza de la cama.

Camino descalzo por el departamento hasta llegar al baño donde, tras un merecido y relajante momento en la tina, salió, se vistió y salió directo a la universidad. No le extrañó ver el Corvette negro en su lugar habitual o, al entrar, ver a su compañero de noches acaloradas caminar por el pasillo ignorándolo.

Entró al salón donde su primera clase comenzaba. Para la última hora apenas podía mantenerse despierto. Se despidió de todos sus amigos tomando camino hacia la parada del autobús donde el corvette se frenó. Sin decir nada subió, miró de reojo al pelinegro que, como siempre, se mantenía callado y con esa cara de fastidio característica que todos conocían. Suspiró al ver que en lugar del departamento iban al hospital. Recordó. hasta entonces la visita mensual a su medico para asegurar que los anticonceptivos funcionasen bien.

Tras revisar los exámenes de sangre descartando enfermedades y un embarazo fue que ahora si regresaron al departamento, no pasa mucho para que las frías manos se deshagan de sus ropas, para que comiencen una batalla entre besos y gemidos ahogados, termina empotrado contra el cristal del enorme ventanal que permite ver toda la ciudad y como poco a poco se tiñe de colores naranja, rosa y tonos más oscuros al caer el crepúsculo, es cuando ambos alcanzan su liberación que el pelinegro se viste para salir del departamento dejando a su compañero sentado en el sofá.

No estaba seguro de salir esa noche, tras mucha insistencia de sus dos mejores amigos es que por fin se cambia, deja resbalar por su delgado cuerpo aquel vestido nuevo de seda verde que baja con gracia acentuando las curvas dadas por la naturaleza...

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No estaba seguro de salir esa noche, tras mucha insistencia de sus dos mejores amigos es que por fin se cambia, deja resbalar por su delgado cuerpo aquel vestido nuevo de seda verde que baja con gracia acentuando las curvas dadas por la naturaleza, se analiza en el espejo mientras deja caer algo de perfume, suspira cuando el aroma a granada, peonía, frambuesa y magnolia llegan a su nariz, se coloca los tacones de aguja que ajusta pasando las correas por sus pantorrillas resaltando sus torneadas piernas, una vez listo toma su abrigo de piel saliendo del departamento, camina hasta la recepción donde sus amigos ya esperan por el, sin mas sale del lugar dispuesto a divertirse. 

Suspiro molesto, colgó enojado la llamada cuando al segundo timbre Eren no respondió

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Suspiro molesto, colgó enojado la llamada cuando al segundo timbre Eren no respondió. Regresó al salón donde de inmediato una chica lo tomó del brazo para mostrar emocionada el anillo que Levi había colocado en su dedo momentos atrás. Tuvo que fingir una sonrisa mientras era felicitado por su próxima boda.

Se convenció que podría vivir un poco más entre mentiras para no perder a Eren. 

La mentira y los ecos del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora