VIII

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Durante varias mañanas consecutivas NamJoon fue a pescar acompañado por el barón Renable y varios caballeros más.

Charló de política, de la situación internacional y de libros con un reducido grupo en la biblioteca en alguna que otra ocasión.

Jugó al billar con aquellos que también mostraban inclinación por el juego.

Por las tardes jugaba a las cartas, ya que solo los invitados de más edad sentían predilección por dicho entretenimiento.

Participó en el resto de las actividades de la fiesta lo justo como para no parecer maleducado.

También pasó a solas todo el tiempo posible, que fue bien poco.

Contaba los días, incluso las horas, que le restaban para poder marcharse a casa.

No obstante, había un acontecimiento que no podía evitar, si bien estaba organizado para el final de la fiesta como colofón de la misma.

Se iba a celebrar un gran baile, en términos rurales, por supuesto, en honor al compromiso matrimonial de la señorita Magnus y sir Lewis Wiseman.

Se había invitado a un selecto grupo de vecinos, puesto que los veinticuatro invitados más sus dos anfitriones no serían capaces de llenar un salón de baile como mandaban los cánones.

-Los vecinos que están invitados no pertenecen en su totalidad a la nobleza rural -⁠le explicó lady Renable un par de días antes del baile⁠- Sin embargo, les gusta muchísimo recibir este tipo de invitaciones, y nos sentimos obligados a darles el gusto un par de veces al año. Espero que la compañía no le resulte demasiado insípida.

-Señora -replicó, alzando las cejas y el monóculo⁠- creo que su gusto a la hora de elegir invitados es equiparable al que demuestra en todo lo demás.

¿Por qué disculparse por algo inevitable?

¿Y por qué disculparse solo con él?

¿Por qué disculparse, simple y llanamente?

Si había algo que agradecía a los Park, era que no andaban pidiendo disculpas a todas horas.

Los bailes nunca habían sido santo de su devoción, aunque había que soportarlos en ciertas ocasiones.

Como la presente.

Puesto que no podía encerrarse en su dormitorio con un libro, se vistió con su acostumbrada sobriedad y permitió que su ayuda de cámara se esmerara un poco más en el nudo de su corbata.

Bajó al baile a la hora acordada.

Había reservado la pieza inicial con lady Elrick, la segunda con lady Renable y después esperaba poder retirarse tranquilamente a la sala de juegos.

Mientras se acercaba a Mowbury, que parecía incómodo por no decir absolutamente abatido, observó que las damas más jóvenes iban ataviadas con sus mejores galas.

Las joyas resplandecían a la luz de las arañas y las plumas eran las estrellas de los tocados más elaborados; tal vez como estrategia deliberada para destacar sobre los vecinos que habían sido invitados al evento, cuya vestimenta no era tan ostentosa, y que comenzaban a llegar.

-Le he recordado a Melanie que bailo como un pato mareado -⁠le dijo Mowbury⁠- pero se mostró muy insistente al decirme que tenía que asistir y bailar con alguien. Le he pedido un baile a Jin... al señor Kim. Estuvo casado con mi primo, y siempre me ha parecido un gran doncel, aunque Hermione y Elrick no simpaticen con él, cosa que es evidente, ¿verdad? Los bailes son tediosos, Park.

Леко опасен NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora