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A lo largo de los siguientes días NamJoon descubrió que el señor Kim carecía de buenos modales.

La primera noche de la fiesta, cuando los invitados decidieron jugar a las charadas, se lanzó de cabeza al juego, se sonrojó y comenzó a reír a carcajadas en lugar de hacerlo con disimulo como el resto de damas y donceles, a gritar respuestas sin temor a superar a los caballeros.

Además, le importaba un comino hacer el ridículo cuando le llegaba el turno de hacer gestos.

Sin embargo y a pesar de que se había propuesto evitar la aburrida experiencia de observar el juego, descubrió que no podía apartar los ojos de él.

Era el tipo de doncel que resultaba guapo cuando estaba inmóvil, pero que se convertía en una belleza cuando se animaba.

Y tal parecía que ese era su estado natural.

—Es imposible no admirarlo, ¿verdad? —⁠Escuchó que le preguntaba con voz risueña Justin Magnus, que se había acercado sin que se diera cuenta⁠— Salta a la vista que carece del refinamiento que muchos miembros de la alta sociedad esperan encontrar en una doncel bien educado. Recuerdo que mi primo Oscar se sentía muchas veces avergonzado por su comportamiento, igual que Elrick y que Hermione. Pero si le interesa mi opinión, Oscar fue afortunado por tenerlo durante un tiempo. Yo siempre lo he defendido a capa y espada, y siempre lo haré. No tiene término medio. A menos que se sea demasiado estirado, claro está.

Observó al joven a través del monóculo.

No sabía si acababa de echarle una sutil reprimenda por ser demasiado estirado o si lo estaba tratando como a una especie de camarada del que se esperaba que reconociera que los donceles sin término medio eran preferibles a los donceles de modales refinados.

De una manera o de otra, no le gustó en absoluto la familiaridad con que lo había tratado.

Aunque Magnus fuera el hermano de Mowbury, apenas lo conocía de vista.

—Supongo que está usted hablando del señor Kim —⁠replicó con la voz que utilizaba siempre que quería bajarle los humos a alguien⁠— Yo me limito a observar el juego.
Sin embargo, un verdadero doncel no debería tener los ojos tan brillantes, ni ser tan alegre, ni… tener ese aspecto tan desaliñado cuando estaba en compañía de la aristocracia.

Sus cortos rizos se agitaban cada vez que se movía, y no había tardado mucho en perder toda la apariencia de elegancia y refinamiento.

El hecho de que al final del juego estuviera el doble de guapo que al principio era una cuestión del todo irrelevante.

No debería comportarse de ese modo.

Si ese había sido el comportamiento que había demostrado durante su matrimonio, tanto Kim como los Elrick estaban en todo su derecho a sentirse ofendidos.

Le recordaba un poco a sus hermanos, reconoció a regañadientes, aunque carecía del aire aristocrático que siempre los había salvado de caer en la vulgaridad.

Aunque no podía decirse que el señor Derrick fuera vulgar.

Simple y llanamente, era una persona común y corriente.

Pero claro, sus orígenes distaban mucho de la alta sociedad.

Eso sí, durante los siguientes días se comportó con más decoro.

Pasó gran parte de su tiempo con Justin Magnus, con quien parecía compartir una estrecha amistad.

Sin embargo, cada vez que lo observaba con detenimiento, cosa que sucedía con más frecuencia de la debida, atisbaba en su rostro la misma inteligencia y jovialidad que vio aquella primera tarde en el salón.

Леко опасен NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora