XII

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SeokJin había llegado a Londres una semana antes de la boda de Audrey y se había alojado en la casa de Melanie y Bertie.

Disfrutó muchísimo de esos días, que incluyeron compras en Oxford Street e incluso en la exclusiva Bond Street, puesto que necesitaba ropa nueva y contaba por primera vez en su vida con dinero para gastar.

Además, a Melanie le encantaba ir de compras.

En un abrir y cerrar de ojos tuvo un nuevo guardarropa con prendas para la primavera y el verano, elegidas con especial atención a los colores, al estilo y a la comodidad... amén al precio, claro estaba.

Al fin y al cabo, quería que le quedara dinero para poder comprar regalos que llevar cuando regresara a casa.

Y no era manirroto por naturaleza.

Disfrutó mucho con la visita que hicieron a lady Mowbury, donde vieron a Hector y compartieron con Audrey la emoción de la cercana boda.

Justin lo llevó a dar un paseo en carruaje por el parque.

Dos días antes de la boda asistió con Melanie y Bertie a una cena celebrada por Hermione y Basil, aunque la perspectiva no le resultaba emocionante en lo más mínimo.

Sin embargo, sus cuñados se comportaron con consideración, que no precisamente con afecto, y Basil lo llevó a un aparte durante la velada para comunicarle que tenía la intención de hacerle llegar una pensión trimestral porque era el viudo de Oscar y, por tanto, era su deber mantenerlo.

Intentó discutir, pero Basil insistió, aduciendo que Hermione y él lo habían hablado y que habían llegado a la conclusión de que esa habría sido la voluntad de Oscar.

Comprendió que para él era importante que aceptara, de modo que dejó de protestar.

Hermione se despidió besando el aire junto a su mejilla y se dejó abrazar.

Supuso que habían acordado una especie de tregua.

Después de los acontecimientos del año anterior, era mucho más de lo que había esperado.

Los dos hijos de la pareja, sobrinos de Oscar y por tanto también suyos, lo habían recibido con gran entusiasmo, y no tardó en recordar que siempre había sido su tío preferido.

Decidió que había hecho bien al ir a Londres para el acontecimiento familiar que sería esa boda.

Y siguió pensándolo al llegar a la iglesia de Saint George, en Hanover Square, a pesar de descubrir que habían invitado a más personas aparte de la familia.

Al menos iba ataviado con el traje más elegante de los que se había comprado e iba acompañado por Hermione, Basil y sus hijos.

Todavía lo pensaba cuando alzó la vista para ver quién era el caballero cuya importancia le había otorgado un lugar en la iglesia por delante de los vizcondes de Elrick, primos de la novia, y descubrió que se trataba del duque de Park.

Decir que se sintió descompuesto sería quedarse corto.

La verdad fuera dicha, estuvo a punto de dejarse llevar por el pánico, de levantarse de un brinco y de escapar a la carrera por el pasillo central de la nave... poniéndose en ridículo delante de todos los presentes.

En cambio, apartó los ojos de él en el mismo momento en el que sus miradas se encontraron y no escuchó ni una sola palabra de la ceremonia a pesar de que Audrey y Lewis se estaban casando delante de sus narices.

Estuvo pendiente en todo momento de la ancha, orgullosa y rígida espalda del duque de Park, tan elegantemente ataviada.

Los recuerdos de la horrible quincena pasada en Schofield Park regresaron en tropel, al igual que lo hicieron los de la última noche junto al lago.

Леко опасен NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora