VII. ¿Así tratas a tus clientes?

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—¿Puedo preguntarle que van a pedir? —con una libretita y una lapicera, _____ esperaba pacientemente la orden de dos adultos mayores que habían ido al restaurante en el que había empezado a trabajar hace poco.

Esperaba que la pudieran mantener en el puesto por bastante tiempo, los compañeros la trataban bien, la paga era bastante decente y el horario era bueno.

Después de tomar la orden de los abuelitos, la dejó en la cocina y quedó en el mostrador viéndose en un espejito.

Sabía que una de las cosas por las que contrataban camareras eran también para que se vieran bonitas y agradables al público. Así que incluso corriendo para arriba y para abajo, se arregló el pelo y empezó a retocar su labial un poquito agachada detrás del mostrador para que nadie la vea de mientras.

—Qué irresponsables son los que atienden este lugar. ¿Cómo no va a haber nadie? —escuchó una voz del otro lado del mostrador.

Asustada y por los nervios, miró hacia arriba con miedo, aún con el espejito y el labial en las manos.

—Uy qué veo ahora ¿la camarera se esconde de sus clientes? —la voz juguetona ahora le hizo volver el alma al cuerpo a la chica, que pudo vincular su voz con su cara.

—Me vas a matar del susto, ¡¿qué carajos te pasa?! —Gritó en un susurro después de levantarse del suelo.

—¿así tratas a tus clientes?

—Waka ya bastaaa —se rió y fingiendo estar enojada se cruzó de brazos ofendida— ya vuelvo.

Rápidamente se metió en la parte no visible del restaurante y volvió sin su delantal y guardando una caja de cigarrillos en el bolsillo.

—Tomaré mi descanso ahora —avisó a una de sus compañeras— vuelvo en media hora.

Wakasa siguió los pasos de su amiga sin cuestionarse a donde estaba yendo, salieron del restaurante cruzando la calle donde había un parque con varias bancas y árboles.

Se veía muy bien, los rayos de sol eran lo suficientemente suaves para no molestar pero lo suficientemente cálidos para que él cuerpo se sienta vibrante.

Aun era temprano, las calles estaban tranquilas y los pájaros aun cantaban.

—No sueles llamarme así —wakasa se sentó en una banca, cruzándose de piernas y sacando un cigarrillo del bolsillo.

Ella hizo lo mismo.

—Es que es algo que solo puedo hablar contigo —empezó a sonrojarse fuertemente al recordar por qué lo había llamado de un día para el otro para hablar.

Sacó el encendedor y empezó a intentar prenderlo, se ve que se estaba quedando sin gas, porque incluso después de varios intentos, no podía hacerlo encender.

Al ver la dificultad que tenía la chica acercó su cara a ella y prendió su encendedor.

La cercanía en cualquier otro par de jóvenes sería vergonzosa o nerviosa, pero despues de haber pasado tantas cosas juntos, estar a pocos centímetros de besarse no les incomodaba, no veían como si fuera un problema.

—¿no lo puedes hablar con Shinichiro? —empezó a fumar después de haberlo encendido, esperando que le contestara de una forma ruidosa exlamando: "¡bueno entonces le diré a Shinichiro si no quieres que te hable!" Pero solo vio como se hacía pequeña en su lugar ocultando su cara sonrojada con su pelo— ¿se pelearon? ¿Se te declaró de nuevo?

Ahora se preocupó con el silencio de su amiga.

—¡tuviste razón todo el tiempo!, yo... yo... —esta vez la chica se percató de estar al borde de las lágrimas, con sus ojos aguados, pero por alguna razón, esta vez decidió aceptar que necesitaba llorar— yo estoy enamorada de shinichiro y no sé qué hacer.

𝐀𝐑𝐄 𝐖𝐄 𝐓𝐎𝐎 𝐎𝐋𝐃 𝐅𝐎𝐑 𝐓𝐇𝐈𝐒? - 𝒔𝒉𝒊𝒏𝒊𝒄𝒉𝒊𝒓𝒐 𝒙 _____Donde viven las historias. Descúbrelo ahora