Capítulo II: Sanguinem, Krul y Mika.

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Siguiendo a Edel, nos hicimos con un avión en bastante buen estado. Hubo que hacerle unas reparaciones pero fue cosa de poco. Cuando Edel nos dijo que todo estaba listo, nos pusimos en marcha. Tardamos tres días en ponernos en marcha y en los dos días siguientes llegamos a Japón. Sobrevolando los cielos vi algo que llamó mi atención. Se trataba de una enorme y blanca criatura que perseguía una niña.

-¡¿Qué es aquello?! - Pregunté, alarmada.

-Un Jinete del Apocalipsis. Cazan humanos exclusivamente. Se cree que les atacan a modo de castigo por reproducirse demasiado. - Explicó Edel.

-Pues esa niña está en peligro... ¡Tenemos que hacer algo!

-Bien... Abriré la escotilla. - Dijo Edel. De mientras ella abría la escotilla, recité rapidito los rezos para que Eli y Xius fueran mis espadas. Me puse la capucha y salté por la escotilla, ya abierta. Caí encima de la cabeza del Jinete y le clavé las katanas en la cabeza, salvando a la niña. El Jinete desapareció y caí al suelo con elegancia. Envainé mis katanas en sus respectivas vainas y me dirigí a la niña. La pequeña me miraba aterrorizada.

-Va-vampiro... - Murmuró la niña. Retrocedió, tropezó y calló de culo. Detrás de la niña había un precipicio. Fui rápida y la agarré del brazo. Después, tiré de él para mí y me quedé abrazando a la niña.

-Ten cuidado, princesa... Si caes por ahí no lo contarás. ¿Estás bien? - Le pregunté.

-S-sí... - Respondió.

-Ah... Me alegro. - Dije. Sentí detrás una presencia hostil y cogí a la niña en brazos. Hice una pirueta y esquivé la katana maldita que estaba a punto de atravesarme.

-¡Suéltala, sucio vampiro! - Dijo aquél que portaba la katana maldita.

-Jovencito, no zarandées eso así, es peligroso. Podrías hacerle daño a alguien. - Le dije, calmada.

-A ser posible me gustaría herirte a tí. - Contestó.

-¡Yuu, idiota, no rompas la formación! - Le dijo una chica rubia y voluptuosa al chico de la katana, que también se encontraba armada.

-¡Yuu-san, ese vampiro es tremendamente poderoso! ¡Retírate! ¡Ahora! - Dijo otra chica, menos voluptuosa que la rubia.

-¡Ni de coña! - Les respondió el chico de la katana.

-¡Ay, no me digas que tú eres la que dirije a esta peña! - Dije, parada frente a la jovencita no voluptuosa. Me miraba aterrorizada; se había paralizado.

-N-no... - Murmuró.

-¡¡Shinoa!! - Gritó todo su grupo.

-No, ¿qué? Mira, Shinoa, ¿verdad? La niña pesa un pelín, ¿te importaría cogerla un rato?

-¿Eh? ¿Qué...? Ah, claro... - Contestó Shinoa.

-Yupi, pues ten. - Respondí, dándole a la niña. Shinoa cogió a la niña en brazos. - Jovencita... Eres muy valiente, ¿lo sabías? ¿Cómo te llamas? - Le pregunté a la niña, retirándome la capucha.

-Kaede... - Me respondió la niña.

-Bonito nombre. Kaede la Valiente... Yo me llamo Era. Mira, tengo algo para tí. - Dije. Llevé la mano al bolsillo y saqué una antigua peseta. - El antiguo dinero de la tan olvidada España. Tiene un agujero en el medio así que puedes hacerte un colgante con ello.

-¡Qué chulo! Gracias, señora vampiresa.

-De nada, Kaede. - Dije. Luego miré a Shinoa, seria. - Cuidadla, por favor... Esta peque es importante.

Owari no Seraph (Fanfic, Mika x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora