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Devuelta en el castillo los chicos se tambaleaban recorriendo los pasillos, aunque cargaban con las bolsas de sus amigas, y las acompañaron hasta su habitación

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Devuelta en el castillo los chicos se tambaleaban recorriendo los pasillos, aunque cargaban con las bolsas de sus amigas, y las acompañaron hasta su habitación.

—Collie, deberíamos hablar... —Draco arrastraba sus palabras debido a esas dos últimas cervezas que no debería haber tomado.

—Mañana cuando estés sobrio hablaremos —le dijo con dulzura acunando su rostro entre sus manos.

—Bien —bufó como niño pequeño.

—Ahora vuelvan a su cuarto y descansen. Blaise date una ducha fría, tenemos la cena de Slughorn y no te permito perdértela por nada del mundo.

—No te preocupes, Rosie. Yo me encargo —el castaño aseguró, pero después añadió—. Si me dejas ir contigo.

—No.

—¿Por qué no?

—Porque no tengo ganas —se cruzó de brazos.

Los otros tres miraban la interacción divertidos.

—Vamos, es una cena —siguió insistiendo.

—Que compartamos un hijo no significa que debamos estar juntos todo el maldito tiempo.

—No es todo el maldito tiempo, mujer —contestó exasperado—. Solo por hoy. Además...

—¡Bien! —lo corto al no querer escuchar más sus súplicas—. Ahora vete a ayudar a Blaise y Draco.

—Si, señora.

Arrastro a los dos chicos que se reían de él fuera de la habitación y finalmente las mejores amigas quedaron solas.

—Debes admitir que Nott lo está intentando.

—Tal vez demasiado.

Rebecca rodó los ojos en respuesta y la mando a darse una ducha, para luego poder empezar a ayudarla a prepararse.

La rubia se tomó su tiempo y se permitió relajar debajo del agua caliente. Había tenido un buen día junto a sus amigos. Casi había sido como los viejos tiempos. Aunque no habían hecho nada del otro mundo, había sido muy importante para ella. Hacía un tiempo aprendió a apreciar las pequeñas cosas que te hacen feliz. Se guardó el recuerdo para siempre y salió de la ducha.

Su amiga ya había dejado preparado su vestuario encima de la cama.

Primero la ayudó con el pelo, luego con el maquillaje, y finalmente la ayudó a vestirse. Como ya se le empezaba a notar la panza, hizo un hechizo para ocultarla. El resultado las dejó deslumbradas. Estaba increíblemente hermosa.

—Wow, Collie... te ves realmente increíble.

—Gracias, Becks —la abrazó de costado—. Aunque estoy llegando un poco tarde.

—No importa, lo bueno se hace esperar —guiñó un ojo y le dio una nalgada.

La rubia se colocó su dulce perfume y retocó el gloss por si acaso. Lo guardó en su pequeña cartera y una vez despedirse de su amiga salió hacia la sala común.

PREGNANT - Theodore NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora