Las noche sabía recibirlos.
Mavro conocía de qué lado de la luna había sido creado. Su naturaleza tiraba de él con un lazo invisible hacia lo oscuro. Tras él iba su gemelo Foss. La negrura de la noche no lo acunaba de la misma manera. Es que su luna era la que brilla, la que es admirada.
De todos modos ambos se movían por las pequeñas calles del mundo de los humanos con una gracia imposible, cargados de esa suavidad letal que caracterizaba a los de su especie. Iban vestidos con trajes de telas delicadas y caras. Trajes casi idénticos pero diferentes.
Igual que ellos mismos.
Mavro llevaba el cabello negro —denso como el alquitrán— levantado en un moño desordenado. Foss en cambio llevaba el suyo —casi plateado— flameando tras de sí como una bandera sobrenatural, atrayendo la atención de las pocas personas que habían salido por la zona esa noche.
—¿Es que tenés que pavonearte así? —preguntó Mavro en voz muy baja, notando las miradas.
—Sí —su hermano era una real patada en la ingle cuando iban al mundo de los humanos. —Además, tampoco podemos pasar desapercibidos.
—Al menos fingí que lo intentás.
Foss soltó una risita si estuvieran ahí para algo enteramente diferente de lo que iban a hacer. Mavro resopló mientras se adentraban cada vez más en las calles céntricas de aquella ciudad pequeña al borde de la península.
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Hija del Caos
Fantasy𝐷𝑜𝑙í𝑎 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑟 𝑣𝑖𝑣𝑎 𝑑𝑜𝑙í𝑎 𝑚𝑜𝑟𝑖𝑟 𝑒𝑟𝑎 𝑒𝑛 𝑐𝑎𝑚𝑏𝑖𝑜 𝑠𝑖𝑙𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎𝑟 𝑙𝑎 𝑎𝑔𝑜𝑛í𝑎. ~ Los príncipes fae 𝐹𝑜𝑠𝑠 y 𝑀𝑎𝑣𝑟𝑜, gemelos de luna, tienen que encontrar a una descendiente de las fuerzas del Caos. Una muje...