Estaba claro que esa noche, ninguno de los dos iba a dormir.
Touya preparó una taza de té para cada uno, y ambos fueron a sentarse al sillón para beberlo y seguir hablando. El albino se volvió a colocar una remera y los dos se sacaron el calzado para estar más cómodos.
A petición de Eimi, Touya continuó relatando lo que ocurrió después de ese día.
Le contó que en cuanto pudo, fue con su mamá a Shibuya, luego varias veces fue solo y también con Keigo. Dejó de buscar antes de cumplir los dieciocho años.
Le habló de la amistad de años que tiene con el rubio, de sus hermanos, y explicó más a fondo lo que ocurría en su hogar.Eimi se alegró de que Touya tenga al menos un amigo y tantos hermanos que estuvieron para el. No como ella, que siempre estuvo sola.
También comprendió como se sentía el albino, cuando mencionó que su padre quiere que continúe con el legado familiar de la firma de abogados.Touya omitió el detalle de que está comprometido con alguien que no conoce, y también sus relaciones de una noche con chicas.
Eimi escuchó todo con atención, mientras bebía el té.
— Tu turno. — pidió el albino después de todo su extenso relato.
Ella habló con más detalle lo que fue su vida. Que la golpeaba su papá y su mamá miraba en silencio.
Le habló de que estuvo sola, prácticamente toda su vida. Le contó que antes de conocerlo, ella pasaba todos sus días con Nana, pero nunca más la volvió a ver.Touya fue su primer amigo, ya que en la escuela nadie le hablaba y los demás niños se reían de ella. Cuando se mudó, le contó que al poco tiempo Kai se fue a vivir con ellos ya que quedó huérfano y el se convirtió en el único amigo que tenía. El iba con ella al colegio, regresaban juntos, pasaban los recreos juntos. El peliblanco sentía mucha rabia, ¿Cómo es qué nadie quería ser amiga de ella? Si era amable, linda y divertida.
Agradeció mentalmente a ese tal Kai por haber estado con ella, pero a la vez lo odiaba.— Quiero que me hables de esa relación. — pidió el albino, con seriedad, y bebiendo un largo trago del té.
— Kai se confesó en mi cumpleaños número quince. Estuvimos juntos casi tres años y luego terminé la relación antes de que el se vaya a estudiar al extranjero. — explicó Eimi. Digamos que no quería dar muchos detalles.
Touya hervía de celos, ese maldito estuvo tanto tiempo con ella, viviendo bajo el mismo techo.
— Al principio era lindo, una linda relación. — Eimi sonrió débilmente al recordar el día que Kai se confesó, y su primer año de novios. — Pero Kai... era... Mejor dicho, es... Muy celoso. No le gustaba que saliera, se enojaba por todo. Incluso una vez... — la rubia se silencio.
No quería hablar de eso. De cuando Kai le dio una cachetada.
— ¿Una vez qué? ¿Qué hizo? — el albino se imaginaba lo peor.
— Me... dio una cachetada, porque yo no quería vestirme como el quería... — murmuró Eimi, mirando el suelo. Inconscientemente llevó su mano a dónde el la había golpeado.
Habían pasado años, pero hay cosas que nunca se olvidan.
Touya apretó la mandíbula, y frunció el ceño. Porque el sabe muy bien que una vez que un hombre le levanta la mano a una mujer, no hay vuelta atrás.— ¡¿Y seguiste con el después de eso?! — exclamó, lleno de indignación.
— Si... — volvió a murmurar Eimi, llevando la taza a sus labios.
Para la rubia... ¿Qué diferencia había? Su papá la golpeaba desde los diez años, que su novio lo haga no le parecía algo extraño. No por eso le gustaba o lo aceptaba.
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Lost in those eyes.
FanfictionDonde Touya no quiere cumplir con los caprichos de su padre, ni ser abogado y mucho menos tener un compromiso arreglado. Donde Eimi es obligada a continuar con el legado familiar y presionada a estar con su ex para el beneficio de sus padres. Donde...