Lost in those eyes.

IV

Eimi Hanagaki

No sé quién carajo me empujó, pero me empujó derecho a los brazos del hermano de Todoroki.

Levanté la mirada, y me encontré con esos ojos celestes tan hermosos, se veían algo confundidos, pero una vez que estuve entre en sus manos juraría que su expresión cambió por una de alivio.

¿El también salió a bailar, justo hoy?

Ahora que lo estoy tocando, tiene un cuerpo... trabajado, y ahora que lo miro bien de cerca, es muy apuesto. Creo que me gusta.

Me gusta.

Me sonrojé ante ese pensamiento.

— ¿Estás bien? — preguntó, en voz muy alta para que lo escuche ya que la música seguía a todo volumen.

— Sí, yo... Gracias... — respondí de igual manera.

Me puse de pie correctamente, ambos nos quedamos quietos, entre la multitud que seguía bailando de manera descontrolada. Seguían empujando y golpeándonos.
Otra vez casi caigo al suelo, pero el me salvó, atrapándome entre sus brazos.

— ¿Quieres que vayamos a un lugar más tranquilo? — preguntó acercándose a mi oído.

Lo tenía muy cerca... su aliento caliente golpeaba en mi piel, y también me percaté de que olía muy rico.

Asentí a lo que me propuso y el me dio una de sus manos.

¡Me... me dio su mano! En el instante que entrelazamos los dedos me di cuenta que tenía una mano muy grande. En comparación con mis manitos de muñequita.

El se abrió paso entre la multitud y logramos salir, me llevó caminando y no me soltó en ningún momento.

Subimos al primer piso, y me llevó hasta uno de esos sillones con mesitas que había disponibles. Acá arriba, la música no era tan alta y no había tantas personas como abajo.

Nos sentamos y en ese momento me soltó. Ahora extrañaba el calor de su piel.

— Los que bailan son muy brutos... — murmuró algo molesto.

— Es verdad... — me reí. No sabía que decir. Hubo un corto silencio. — ¿Eres... el hermano de Shoto Todoroki, cierto? — pregunté, para entablar una conversación.

— Sí, soy el hermano mayor de Shoto. — asintió. — ¿Tu eres... Hanagaki? — preguntó el, entonces me conoce. Quizás Shoto le habló de mi.

— Sí. ¿Estás en el curso de ingreso, no? —

— Así es. En el turno de la noche. —

— ¿Cómo te ha ido este cuatrimestre? —

— Promocioné las tres materias con 8. ¿Cómo te fue a ti? — curioseó.

— 10, 9 y 8. — respondí algo cabizbaja. Esos fueron mis promedios finales de estas tres materias.

— Que buenas calificaciones, debes ser una estudiante brillante. — me felicitó.

— Gracias, aunque podría haberlo hecho mejor. De igual manera, un 8 no es una mala nota, tu también lo hiciste bien. — lo animé, como el me animó a mi.

— Si tu lo dices... Te creo. —

— ¿También estudiarás abogacía como Shoto? — pregunté.

— Sí. — suspiró con pesadez. — ¿Y tu qué estudiaras? —

— Bioquímica... — respondí haciendo una mueca.

El estaba recostado en el sillón mirando hacia el frente. Yo estaba a su lado, a una distancia algo corta pero no pegado a el.