Aún no es el momento... (Trafalgar Law x Lectora- One Piece)

Capítulo 4 - 3D2Y

Salí del submarino seguida de Bepo, era el mejor, juraba que ese oso era el mejor. Siempre tenía unas palabras de ánimo para mí o cuándo estaba muy triste me abrazaba, me gustaba hundir mi rostro en el uniforme naranja que tenía el mink polar, era un sitio bastante bonito, lo cierto es que me gustaba aquella orilla.

Torao, sí, así lo llamaba mi hermano y se me había pegado la manía, también salió del submarino caminando hacia mí. Se sentó a mí lado mirándome de reojo. Notaba que quería decirme algo pero el muchacho ojeroso no era bueno con las palabras y eso lo había podido notar desde que nos conocimos en el Sabaody.

-¿Porqué? -dijo el mientras me miraba, los días que habíamos estado juntos, lo cierto es que entre nosotros algo saltaba. Cuándo estaba cerca de el, mi piel de erizaba, con cada contacto era como si chispas saltaran, mi corazón se ponía a mil con ese hombre. ¿Significaba que lo odiaba? ¡No! Odiaba a Akainu con toda mi alma y lo único que sentía por dentro al pensar en el, era un fuego ardiente capaz de salir por mi boca para quemarlo todo. ¿Entonces qué era? Hubiera deseado tener a mis nakamas explicándome eso.

-¿A que te refieres? -Le pregunté eso a Torao, no sabía porqué me preguntaba aquello.

-¿Porqué cuando estoy a tu lado me siento diferente? -Preguntó el de golpe, sus mejillas se tornaron de un rojo tomate mientras que desviaba la mirada hacía el cielo. Bepo se había escondido detrás de unos arboles para poder escuchar la conversación.

-No lo sé... Lo cierto es que yo también me siento diferente. Cómo si fueras parte del oxígeno que respiro, pero eso me da rabia porqué ¿Y si me vuelvo adicta a ti? -le solté totalmente preocupada, sí, mi ingenuidad ante el amor era igual a la de mi hermano, pensaba que estaba enferma y el era doctor ¿No?

Noté como Torao, acercaba su rostro cada vez más al mío, su aliento rozaba contra mis labios, podía notar su aroma en mis fosas nasales, su mano diestra sujeto mi nuca, acercándome cada vez más a su rostro, por inercia también quería acercarme, me apetecía eso que estábamos a punto de...

Torao soltó un golpe con la izquierda en un árbol, se levantó casi de un salto, mientras que me soltaba dejándome sentada sola en aquel árbol.

-Mierda, chica Mugiwara-ya ¡No deberías hacerme esto! ¡No es el puto momento! -dijo el enfadado conmigo. ¿Que mierda le pasaba ahora? Estaba a punto de besarme y ahora me rechazaba sin más. Eso me enfadó, mucho, me levanté con una actitud amenazadora.

-Yo no he hecho nada pedazo de pacotilla, escoria andante! A mí no me eches la culpa de algo que ni siquiera sé -dije eso señalando a Torao, Bepo salió corriendo de su escondite llevándose a su capitán, sabía que si se quedaba íbamos a discutir mucho más.

Pasaron unos días en los que el capitán y yo ni siquiera nos dirigíamos la palabra. Cada vez que nos veíamos simplemente nos dábamos la espalda o apartabamos la mirada. Aunque debía admitir que en mi cuerpo, habían reacciones algo extrañas. Tenía una enorme necesidad de probar a Torao. De que con esa actitud de mierda me llevara contra la pared de su camarote y ... Bien, no sabía bien bien que era lo que se hacía en ese momento. Solo sabía que mi entrepierna pedía a gritos la atención del pelinegro con tatuajes. Incluso pensando en el se humedecía tanto hasta el punto de ser incómodo caminar.

Finalmente Luffy despertó. Seguía en shock sin creer lo de nuestro hermano. Jimbei fue quién lo hizo reaccionar a la nueva realidad. Ryleigh nos vino a visitar y nos propuso un plan que obviamente haríamos. Pudimos despedirnos de los piratas corazón, pero Law ni siquiera me miraba a la cara. Nos fuimos a Marineford, dónde no hicimos daño a nadie, solo tocamos las campanas de los marines y luego, ambos nos quitamos el sombrero para hacer un minuto de silencio donde tantos habían muerto. Uno de ellos, Ace. Llevábamos escrito en los brazos 3D2Y. Salimos de aquella isla cómo alma que lleva al diablo yendo hacia un lugar de las Kuja apartado. Ahí empezaría nuestro entrenamiento de 2 años. Sabíamos que nuestros nakamas entenderían el mensaje.