—Es increíble... Realmente increíble.—
____ miraba emocionada la nueva -no tan nueva- forma de Bee.
—¿Dónde encontraste uno así?—
~Exposición de autos clásicos, entrada libre y gratuita en la plaza Jackson, Texas.~
Bee se transformó en robot, sentándose en un rincón de aquella nave.
—Dijiste que tenías algunas cosas de la casa, Bee... ¿Puedo verlas?—
Bee sacó un bolso de su abdomen, dejándolos frente a la mujer.
—Imaginé que irían a casa, no que la incendiarían... De saberlo habría rescatado más cosas... Bueno, nisiquiera me hubiera ido para empezar.—
____ revisó las cosas emocionada, sonriendo al encontrar su vieja laptop. Conservaba todas sus cosas ahí.
Al ver las viejas fotos con su padre, la mujer sintió un alivio inmenso. Creía haber perdido todas esas cosas.
Además de la computadora, Bee se llevó con él la manta que la mujer usaba al dormir con él, su reproductor de música y un perfume.—¿Por qué traerías un perfume?—
~Tu aroma me ayuda a dormir.~
—Que raro suena eso... y tú no duermes.—
~Intento ser romántico.~
_____ le extendió las manos, tal y como hacía años atrás. Bee la tomó enseguida, subiéndola hasta estar a la altura de su cara. Sus ópticas se cerraron al sentir las manos de la mujer tocar su rostro.
~Te extrañé mucho, corazón.~
—Y yo a ti, Bee.—
La mujer lo abrazó por el cuello.
En cuanto Bee sintió ese par de brazos delgados rodear su cuello.
Y en cuanto ____ sintió a Bee pegarla a su cuerpo...
Entendieron la falta mutua que se habían hecho.
~•~
—Iremos por Joshua, y pondremos a salvo la semilla.—Optimus miró a la mujer que se paraba a su lado—. No me disculpé por lo de antes... No debí hablar así, te debo la vida después de todo.—
—Si, fuiste un tonto. Pero ambos estábamos enojados, ya olvídalo. Vamos por el calvo.—
Prime vio como la mujer alistaba sus cosas, sin terminar de creer que solo unas horas antes lo había mandado al diablo.
—Cade dijo algo hace un momento, sobre tener fe en los humanos, en lo que podían llegar a ser.—se agachó lo suficiente para estar a su altura—. ____ Rodríguez, tú eres la prueba viviente de que el ser humano puede ser maravilloso.—
La mujer sonrió, colgando el rifle en su espalda.
—Gracias, Prime... Pero tengo novio, no te hagas el guapo.—Optimus emitió lo que parecía ser una risa entre dientes, y la mujer se emocionó—. Vaya... Es la primera vez que te veo reír, pensé que no venías con esa actualización.—
—Eres muy peculiar, vieja amiga. Ve por Bumblebee, llegaremos en un momento.—
~•~
El bot amarillo llevaba un buen rato escuchando a la mujer hablar de sus vivencias esos años. La escuchaba con atención, como siempre. Pero sus ópticas también analizaban cada detalle de ella.
El cambio más evidente era su cabello, que ahora estaba mucho más corto que antes, ahora amarrado en una vaga coleta.
Su rostro se veía algo cansado, posiblemente por los malos tiempos que pasó esos ultimos años. Pero el brillito en sus ojos era el mismo de siempre, Bee se autoconvencía de que se debían a él. Era cierto de todas formas.