𝙋𝙀𝙍𝙁𝙀𝘾𝙏 | Max Verstappen

━ 08

Frente al espejo de la gran habitación de hotel que el equipo le había dado a Max, y que por consiguiente a ella, Megara se analizaba, buscando algo que no le convenza de su atuendo para cambiarlo. No estaba muy segura de que usar, Carola había dicho que vayan cómodas pero elegantes, sin llegar a verse extravagantes, pues solo sería una noche para ellas.

━━ Te ves hermosa, Meg ― hablo Max llegando por detrás de ella para abrazarla y recargar su cabeza en su hombro, siendo recibido por una sonrisa que no tardó en devolverle a la linda italiana que había estado quitándole el sueño desde hace unas pocas semanas ― Si no quieres ir puedo excusarte, ¿lo sabes?

Max la notaba ansiosa, se había cambiado tres veces ya, le había pedido ayuda para decidir su maquillaje y peinado, para finalizar optando por algo natural, pues en palabras del holandés, ella no necesitaba de maquillaje, se veía hermosa de todos modos, y adoraba ver sus mejillas sonrojadas naturalmente al igual que su nariz.

━━ Lo sé, pero quiero ir ― murmuro acariciando las manos de él que estaban sobre el vientre de ella, pareciendo una verdadera pareja y una imagen que él consideró la mejor, queriendo guardarla en su mente para siempre.

━━ Entonces ve y diviértete, y si te sientes incómoda, me llamas y voy por ti.

¿Se sentía ansiosa? Si, por supuesto que se sentía ansiosa.

¿Quería ir? No era amante de las reuniones sociales, principalmente porque nunca había tenido más de dos amigos, era alguien introvertida, le gustaba de la privacidad y la tranquilidad que la soledad le brindaba, pero quería encajar en el mundo de Max, y pensaba que tener amigas en ese mundo le ayudaría a eso.

Max ya sabía que estaba completamente enamorado de ella, lo supo desde que ya no le importaba ganar por lo que eso podría darle, si no por el hecho de verla a ella feliz por él, por verla celebrar, abrazarse con Horner mientras que Geri los grababa o tomaba fotos para que después Megara se centrará solo en él, tomando fotos y grabándolo, esperando su momento para abrazarlo y decirlo lo orgullosa que estaba, y reafirmó su amor por ella cuando la vio con sus sobrinos Luka y Lio, cuando vio como los cuidaba, como jugaba con ellos y los hacía reír.

Max siempre había querido tener su propia familia, y ver a Megara con sus sobrinos le fue suficiente para saber que quería esa familia con ella.

Y Megara, ella estaba confundida.

Sabía que amaba a Max, pero ya no estaba segura de amarlo de forma amistosa.

A veces lo veía solo como su amigo, pero otras veces pensaba en él como algo más, verlo jugando con Lando, Charles o Checo la hacía feliz por solo ver su sonrisa y oír su risa, sus chistes raros que antes no les daba importancia ahora se habían convertido en sus favoritos, los besos en su mejilla o frente la hacían sentir extraña, tomar su mano la ponía nerviosa, pero no quería soltarlo.

Pero tenía miedo.

Aarón la había amado y le había hecho sentir tantas cosas para luego traicionarla y destruirla.

Y es que Megara antes era una persona que gozaba de la vida, usaba sus redes a diario, salía con personas conocidas, o bueno, eso era cuando su nombre era Megara Di Lollio, cuando era reconocida como una Maldini, hasta que Aarón la destruyó y se vio obligada a cerrar sus redes y cambiar su apellido al del hombre que había Sido su padrastro antes de que él y su madre murieran.

Y allí nació Megara Di Angelo, una desconocida por los Maldini, y lo más importante, por el mundo.

Vivió unos años bajo el radar, se había mudado de Londres a Roma, y de Roma a Monza, en dónde Max llegó a su vida, y desde ahí, Megara había vuelto a vivir, en parte.