Bueno, no esperaba tener tantas dificultades para terminar esto pero al menos lo logré, yeeey
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Su cuerpo hormigueaba ahí donde tocaba el de Seungmin, considerando que todos los besos anteriores que ha recibido significaban nada en ese momento porque en realidad nunca había sido besado antes, no de esa manera.
Jadeó cuando sintió la lengua de Seungmin buscar la suya, enredándose y danzando en su boca mientras sentía su propia saliva espesarse, intentando no comenzar a babear y crear un desastre húmedo en su rostro que le hiciera creer al otro que no era bueno besando, cuando en realidad los dedos de sus pies se contraían y su corazón cantaba cada maldita canción romántica en su repertorio porque Seungmin lo besaba como si Hyunjin fuera todo lo que necesitara, pareciera que se iba a morir si dejaba de hacerlo.
La mano con la que Seungmin sostenía su barbilla para mantenerlo quieto se deslizó por su mandíbula hasta descansar en la base de su cuello, enviando escalofríos por su columna. Un gemido brotó desde el fondo de su garganta cuando los largos dedos de Seungmin la envolvieron, dándole un ligero apretón y obligando a Hyunjin a inclinarse hacia atrás para tener la mejor posición para ser besado, sus dientes tomando el labio inferior de Hyunjin y tirando de él, succionando y mordisqueando como si fuera la mejor cosa que ha probado.
Lo estaba matando, nunca se había sentido tan deseado con sus novios, y no es como si ellos hubieran sido malos en el aspecto físico, en realidad nunca tuvo quejas al respecto y esa era la razón por la que Jisung diría que se tardó tanto tiempo en terminar las cosas cuando comenzaron a ir mal, pero Seungmin...mierda, se sentía exactamente como decían en todos esos libros de romance que ha leído.
Y cuando las caderas del pelinegro bajaron para presionar contra las de Hyunjin, decidió que definitivamente ahí yacería, se convertiría en un pudín de persona y se pegaría en el suelo de forma muy difícil de quitar y los estudiantes le pisarían cada vez que usaran la cancha preguntándose qué habrá sido del profesor Hwang, y esperaba que se le hiciera justicia diciendo que se derritió en brazos del profesor Kim después de que éste lo besara como si hubiera-
—He estado deseando hacer esto desde hace tiempo—, susurró Seungmin contra sus labios, besando su mandíbula y yendo a su cuello, dándole un ligero apretón en la garganta mientras succionaba un costado de ella—. Desde el primer día.
Su declaración provocó que la cabeza de Hyunjin diera vueltas, sintiendo el duro suelo bajo ella mientras las luces del techo brillaban tanto que se preguntó si esto era ascender al cielo en cuerpo y alma, Seungmin lo besaba tanto que Hyunjin comenzaba a olvidar lo que era no haberlo besado.
—Ven a casa conmigo—, susurró Seungmin con su aliento cosquilleando en el caparazón de su oreja.
Se apartó lo suficiente para mirarlo a los ojos, tan oscuros como siempre fueron pero sus cejas ya no amenazaban con tocarse, por el contrario parecían más aliviadas y su rostro estaba tan sonrojado como Hyunjin sentía el suyo; el cabello de Seungmin caía de forma desordenada por su frente, cortesía de los dedos ansiosos del rubio, y se veía tan guapo que era injusto, lo estaba volviendo loco, ¿cómo se atrevía a verse así después de besarlo? Sólo provocaba las ganas de volver a besarlo y dejar que lo consumiera en ese momento.
Aunque, siendo francos, follar en el gimnasio de la escuela donde, vaya, trabajaba no es algo que Hyunjin quiera tachar en una hipotética lista de las cosas más locas que ha hecho, pero si es honesto el apartado de "enrollarse con Kim Seungmin" posiblemente también figure en alguna parte de la lista.
Vaya sorpresa cuando se encontró a sí mismo asintiendo, su estómago agitándose con emoción y su corazón saltándose un latido al ver a Seungmin sonreír, tan abiertamente que sus dientes parecieron centeallar, ¿cómo es que su sonrisa era tan bonita? Si Hyunjin tuviera una sonrisa así, sonreiría a todas horas sólo por presumir.
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De Darwin y Jane Austen.
FanfictionEn la historia de toda escuela secundaria siempre existe el cuento de que hay dos profesores que destacan más que el resto; el más amado y el más odiado. Y ese tipo de cosas datan desde los alumnos que van compartiendo sus vivencias con determinados...