Chapter 11

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Nolan Eigner
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Mi familia y yo estamos en la casa de los smirnova.
Barbara está sentada a mi lado y no quita en ningún momento su mano de la mía.
Sus padres están conversando con los míos, Barbara no para de darme besos en las mejillas, se acerca demasiado a mis labios pero fuí más rápido y me aparté un poco y disimuladamente para que sus padres no lo notaran.

— Ya deja de hacer eso. — le pido en un susurro.

— ¿Por qué? ¿Por qué tú me lo dices? Pues NO, Nolan si a mí me da la gana de besarte lo hago por qué tú eres mi novio. — susurró.

— ¿De que hablan chicos?. — cuestiona mi madre. Ambos volteamos de lo más normal y sonreímos.

— Es que le estaba diciendo a tu hijo lo guapo que es. — intercala la mirada de ella a mi.

Mi madre me regala una sonrisa amarga, creando una tensión entre todos.

Los padres de Barbara se muestran incómodos, mucho más por qué le deben millones a mi padre, y el plan de ellos es casar a su hija conmigo para que por ley herede parte de las ganancias de mis empresas.
Que aquí el problema no es el dinero; el problema es que me quieren casar sin mi consentimiento, sin amor, sin nada de por medio, solo el dinero que tanto a mi madre como a los padres de Barbara le conviene.

La madre de Barbara se levanta de la mesa y con un tenedor toca la copa captando nuestra atención.

— Quiero proponer un brindis. — la mirada de mi padre y la mía se conectan, me levanto con la copa en mano y con la otra mano entrelazada con la de Barbara.

— ¿A que se debe el brindis, madre?. — cuestiona Barbara con un apice de alegría.

— Brindo por los novios, futuros esposos. — comenta muy digna. Alzamos las copas y las chocamos para así tomar del vino.
Nos sentamos y procedemos a comer, Barbara parece un chicle no se quiere despegar de mi ni por un segundo, no entiendo cómo no se da cuenta de que no soporto su cercanía, que no la amo.
Comprendo que ninguna mujer merece ser tratada así, independientemente de lo que sea, no lo merece, ella es una chica hermosa no lo niego, pero yo no la amo; si seguimos así nos destrozaremos ambos, ella merece un hombre que si la ame y esté dispuesto a compartir su vida junto a ella. Pero ese alguien no soy ni seré yo.

La visita terminó por lo tanto ya me voy por qué tengo que atender unos asuntos de la empresa y de la universidad.
Voy caminando para la salida y Barbara rodea mi brazo con su mano.

— Dime algo. — súplica.

— Dime lo que tengas que decirme, ya tengo que irme. — le sigo dando la espalda.

— ¿T-Tu me amas?. — su voz se quiebra.

— Barbara, por favor no empezemos con lo mismo - me giro para verle, acuno su rostro en mis manos —. Tengo que irme.

Me giro y sigo mi camino hacia la salida, en el auto me espera mi chófer, me subo al auto y le pregunto:

— ¿Sabes algo de ella?.

— No, señor, Nicolle no la ha llevado a casa estos días, por lo tanto no se cómo se encontrará.

Contraté al chófer de Nicolle para que me dijera si ha visto a Karlie, llevo aproximadamente dos semanas sin verla, ni siquiera en la universidad la he visto.

Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora