01. La salvación de dos reinos

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– La Reina Kang Hae Rin de Noctis Imperium.

La voz del mayordomo resonó en el salón principal del enorme castillo, haciendo que el personal y la noble familia dueña de aquel hogar se inclinaran ante la mujer. Ella respondió con una formalidad adecuada a su misión en ese lugar, manteniendo una seriedad digna de una Reina.

Después de los saludos de rigor, Hae Rin se acercó al Rey, solicitando una audiencia privada mientras los sirvientes murmuraban entre sí y el resto de la familia real se preguntaba en susurros la razón de la presencia de aquella Reina. Era inusual que el gobernante de una potencia superior se inclinara ante el reino más pequeño entre todos los continentes descubiertos. Aetherium Lupinus, aunque era uno de los reinos más bellos, también era el menos importante en términos de estatus.

Danielle, la menor de las hijas del Rey pero la más inteligente, notó la irregularidad de inmediato, lo que desencadenó una serie de pensamientos en su mente, todos buscando la causa de esa inusual visita. Para ella, era evidente: era un secreto a voces la riqueza que su pequeño reino contenía. Solo un reino desesperado o muy astuto buscaría aliarse con Aetherium Lupinus para ganar estatus y recursos.

"Riquezas" era lo que cualquier reino necesitaba, y "estatus" era lo que todos buscaban.

Con esto en mente, Danielle se escabulló por los pasillos de su hogar hasta llegar al despacho de su padre. Lamentablemente, mientras avanzaba en silencio, llegó justo cuando la Reina vecina salía de la oficina del Rey. Suspiró decepcionada y se retiró a sus aposentos, intentando distraer su mente con lecturas fantásticas a la luz del sol que entraba por su ventana.

Pasó horas leyendo, sumergida en su imaginación, llenando su cabeza de romances ficticios y aventuras irreales. Estaba tan absorta en su lectura que fueron sus doncellas quienes encendieron las velas para que no dañara su vista. No la interrumpieron hasta que les pareció adecuado mandarla a cenar. Danielle cerró sus libros, se puso su vestido de noche y se dirigió al comedor principal, tomando su lugar al lado de su hermana, quien intentaba en vano iniciar una conversación con la Reina visitante.

Danielle no dijo nada, se limitó a comer en silencio, manteniéndose en su propio mundo. Así transcurrieron los días siguientes de la visita de Hae Rin, sin que Danielle le prestara demasiada atención. Sin embargo, había algo que no podía ignorar por completo: el aroma a jazmín que emanaba de la piel de la Reina, un olor embriagante que la sacaba de sus pensamientos por breves momentos.

Siguiendo aquel aroma, más de una vez se encontró cerca de la Reina por la noche, pero nunca intentó llamar su atención, al menos no hasta que vio a Hae Rin dispuesta a marcharse sin haber logrado un trato con Aetherium.

– Majestad – la llamó curiosa, inclinándose hacia ella cuando la alpha se giró para observarla –. Parece que su presencia nos abandonará prematuramente.

Hae Rin la miró en silencio durante unos segundos, tensa hasta más no poder. Luego suspiró, relajando su cuerpo antes de ofrecerle una pequeña y gentil sonrisa.

– Me temo que mis intenciones se han frustrado debido a mi propio instinto.

Ante aquellas palabras, Danielle se acercó curiosa, inhalando cautelosamente el aroma floral de su acompañante.

– ¿Se siente su alpha intranquila? – preguntó, obteniendo una respuesta afirmativa con un sutil movimiento de cabeza –. ¿Y cuál era su intención?

Nuevamente, la Reina la observó en silencio por un momento antes de disponerse a hablar.

[...]

Hace cinco años, el Rey de Noctis Imperium había enfermado gravemente, cayendo en cama sin previo aviso. Esto alertó a todo el pueblo, ya que la sucesión estaba en duda. El Rey tuvo cinco hijos, una alpha hembra y cinco omegas varones. Parecía una comedia escrita por los dioses más caprichosos, pues no era un secreto que solo los alphas varones podían heredar el reino, y que los omegas, fueran hombres o mujeres, no servían para gobernar. La urgencia de la enfermedad y la sucesión llevó al Rey a proclamar lo más sensato: que Hae Rin fuera su heredera, lo que desató el desconcierto en todo el pueblo. Los reinos vecinos comenzaron a esparcir rumores y llegaron propuestas para transferir el poder a otras familias nobles, casar a Hae Rin con alphas varones o entregar el reino a la segunda potencia más grande. El orgullo del Rey prevaleció y su decisión fue respetada a regañadientes. Cuando él falleció, Hae Rin tomó el poder, sabiendo que su primera misión era asegurar un heredero y la segunda mantener el reino, que en esos cinco años de rebeldía había caído en crisis. Hae Rin, consciente de sus responsabilidades, decidió buscar alianzas con los reinos más ricos sin importar su estatus, con el fin de levantar a ambos pueblos.

Destiny [daerin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora