04. Instinto

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Cuando Danielle dejó el comedor, Hae Rin suspiró molesta. ¿Qué carajos acababa de suceder? Al parecer se había dejado llevar por su propia debilidad y ahora su esposa había huido sin más, enojada por ello. Sabía que debía ir tras ella y hablar bien de lo que la atormentaba, charlando con la cabeza fría y con su corazón abierto. Así que, al dejar su plato vacío, limpió su boca con una servilleta de tela y se alejó de aquel enorme salón iluminado con grandes ventanas.

Caminó por los amplios pasillos del castillo y buscó a Danielle en los salones, habitaciones e incluso en la cocina, pero la mayor estuvo todo el tiempo en el patio, tratando de entender su propia frustración. Hae Rin caminó por los coloridos jardines de su palacio hasta llegar a Danielle, quien la reconoció por su aroma y le dio una mirada entre confundida y esperanzada.

- Siento que tengo que replantearme todo lo que he expresado y pensado los últimos meses - comentó la menor hacia su consorte, quien ahora la observaba confundida.

Hae Rin apretó los labios en una sonrisa incómoda y terminó de acercarse. Danielle estaba sentada en una de las bancas de piedra en el jardín, en medio de las flores más bonitas, lo que resaltaba su propia belleza.

- Y yo creo que no debería actuar de la forma en la que actúo sabiendo que un omega siempre debe ser sumiso, manteniendo la cabeza baja.

Hae Rin negó.

- Te prometí que reinarías conmigo y serías mi mano derecha. Lo he planteado en el consejo y realmente no están contentos; Min Ji, la mano actual, se enojó, sintiéndose traicionada, lo que realmente no me sorprende.

Min Ji era una alfa del pueblo que se vio en apuros cuando su padre murió y su madre enfermó gravemente. Con tan solo seis años, la pequeña Min Ji tomó una decisión valiente y desesperada: caminó hasta el palacio y se ofreció como soldado para ayudar a su madre y a sus hermanos. Su determinación y valentía enternecieron al Rey, padre de Hae Rin, quien decidió acogerla en el palacio. Aunque le dio el título de "cuidadora de la princesa", era evidente que ese título era más una excusa para proteger y educar a la joven alfa.

Cada mes, el Rey enviaba un sueldo a la madre de Min Ji, asegurándose de que la familia de la niña estuviera bien atendida. Mientras tanto, Min Ji crecía en el palacio, aprendiendo junto a la princesa Hae Rin. Aprendió a leer, a montar a caballo y a manejar la espada, habilidades que la prepararon para el rol que el Rey tenía planeado para ella.

A medida que pasaban los años, Hae Rin y Min Ji desarrollaron una profunda amistad basada en la confianza y el respeto mutuo. Cuando Hae Rin fue nombrada heredera, su padre decidió que Min Ji estaba lista para asumir el papel de su mano derecha. Aunque esta decisión enfureció a la mano actual del Rey, quien veía amenazada su posición, no pudo hacer nada para cambiarlo. Solo había tenido una heredera, Hanni, una omega que no aspiraba a roles de liderazgo.

Para la suerte de la mano actual, su sangre permaneció en el palacio, pues al crecer juntas, Min Ji y Hanni se enamoraron. Su romance las llevó a casarse apresuradamente, y siete meses después del matrimonio, dieron a luz a la pequeña Alma. Min Ji asumió su papel como mano derecha de Hae Rin con la misma dedicación y lealtad con la que había protegido y servido a la princesa desde su infancia.

A pesar de las tensiones y desafíos, la presencia de Min Ji en la corte era un recordatorio constante de que la lealtad y la valentía podían surgir de los lugares más inesperados. Su historia inspiraba a todos los que la conocían, y su dedicación a Hae Rin y al reino se convirtió en un ejemplo de verdadero liderazgo y compromiso.

- Pero - continuó Hae Rin- aún sin estar en el consejo, puedes hablar libremente, darme ideas y regañarme si es necesario. Lo aprecio, porque sé que tu voz es importante y he comprobado que tu padre no mintió cuando me dijo lo inteligente que eras. Cada noche, cuando visito tu cuarto y hablamos, solo puedo pensar en lo afortunada que soy por casarme con una mujer tan culta, por lo que reconozco que nuestra discusión de hoy fue justa y tú tienes un argumento válido, cosa que yo no, pues ahora mismo habla mi miedo.

Destiny [daerin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora