07. Cerca del agua

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En el corazón del bosque que rodeaba el majestuoso palacio de la Reina Hae Rin, se encontraba un lago de una belleza casi sobrenatural. La quietud del agua reflejaba el cielo como un espejo perfecto, donde las nubes parecían danzar al ritmo del viento. Los altos árboles que lo custodiaban, centinelas verdes de siglos pasados, inclinaban sus ramas hacia la superficie, creando un dosel natural que jugaba con la luz del sol, filtrándola en miles de destellos dorados.

Este lugar, oculto y sagrado, era un santuario de paz y armonía, donde el canto de los pájaros se mezclaba con el susurro de las hojas, componiendo una sinfonía que sólo la naturaleza podía crear. El aire estaba impregnado de una fragancia exquisita; el aroma a jazmín de Hae Rin se fundía con el dulce y calmante olor a lavanda de Danielle, creando una mezcla única que envolvía a cualquiera que se aventurara a este rincón mágico.

En la orilla del lago, un pequeño claro se abría paso entre los árboles, el lugar perfecto para el picnic que Hae Rin había preparado para celebrar el vigésimo segundo cumpleaños de Dani. Una manta de finas telas y colores suaves se extendía sobre el suelo, adornada con delicados bordados que narraban historias de amor y lealtad. Sobre ella, cestas llenas de frutas frescas, panes recién horneados y una selección de manjares que solo una reina podría ofrecer.

La serenidad del lago y la majestuosidad del entorno hacían de este momento algo eterno. El cariño entre Hae Rin y Danielle parecía resonar con la misma intensidad que los latidos de sus corazones, sincronizados con el murmullo del agua y el suspiro del viento. En este lugar, el tiempo parecía detenerse, permitiendo que ambas mujeres disfrutaran de un instante puro y eterno, lejos de las preocupaciones del su Reino y completamente entregadas a la magia de su matrimonio.

Tan pronto como llegaron, Dani contempló fascinada la belleza del lugar y lo sagrado que se sentía, como si fuera un lugar sumamente espiritual donde el alma podía yacer libre y tranquila. Se giró hacia su esposa, viendo como se sentaba sobre la manta que habían dispuesto las doncellas junto a todo lo que podían comer.

- Mi amor, esto es maravilloso - aceptó conmovida, arrodillándose al lado de su menor para besar su mejilla - ¿En serio todo esto es por mí?

Hae Rin asintió tranquila, tomando un pan para comerlo con queso.

- Mi padre solía hacer picnic privado con cada uno de sus hijos en nuestros cumpleaños. Disfrutábamos de distintas zonas del palacio y mi favorita siempre era esta, tanto que se volvió mi lugar especial, lo declaré así a los cinco años y los siguientes diez, papá siempre me trajo aquí hasta que enfermó, entonces los cumpleaños pasaron a ser en sus aposentos, brindando con tés calmantes y comidas medicinales.

Aquello era aún más conmovedor, Hae Rin estaba compartiendo su lugar especial con ella, si eso no era amor, ¿qué más podría serlo?

- Hae Rin, eso es lo más lindo que me has contado y compartir este lugar conmigo...

La menor se giró para sonreírle y meterle un tomate pequeño en la boca.

- Eres mi esposa, mereces cosas bonitas - contestó tranquila, dándole un beso en la mejilla - ¿Te gustan estos tomates? Son mis favoritos.

Dani quiso llorar de ternura en ese momento.

- Están muy ricos, mi amor.

Hae Rin asintió adorablemente antes de buscar otro tomate para alimentarla de nuevo, siguiendo, a partir de ahí, cierta dinámica, dando a su consorte diferentes alimentos, ya fuera por separado o en distintas combinaciones deliciosas. Danielle no se negó a esto, aceptó cada comida con cariño y observó cómo Hae Rin se alimentaba así misma mientras ella masticaba. También conversaron un poco más, cosas un poco más simples, hablando de los animales del castillo, los jardines y los lugares tranquilos como aquel lago; seleccionando cada uno de sus favoritos.

Destiny [daerin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora