Capítulo 6: Sol de Medianoche

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En medio de una noche lluviosa, donde los enormes pinos se mecían, las gotas parecían balas, y el frío del viento llegaba hasta las orejas, la familia Abney, proveniente de la Región de Calenia, se dirigía en su viaje por la montañosa carretera hacia la Región de Midway, de visita a un viejo amigo.

- La lluvia se está haciendo más fuerte, creo que deberíamos buscar una posada para quedarnos... - dijo la madre, bastante preocupada.

- Lo sé cariño, pero la posada más cercana está a 2 horas de aquí, y con el clima así es imposible establecer un campamento, llamaré a Alan, y le preguntaré si puede venir a recogernos... Sol, ¿Puedes pasarme mi teléfono, por favor?

- Lo estoy buscando, pero no lo consigo papi... - dice la pequeña niña preocupada, ella poseía unos ojos maravillosos, uno era dorado como el amanecer, y el otro era de un celeste, similar al del cielo despejado, con un hermoso cabello color miel.

- Creo que lo dejaste en el restaurante en donde paramos la última vez... - dijo la madre.

- Esto no es bueno... solo nos queda seguir... - dijo el padre con los dientes apretados - Bueno, mantengamos la calma, pronto llegaremos a la ciudad, una vez ahí, nos recibirán y estaremos bien, Sol, deberías descansar un poco, ya es tarde.

Con mucho gusto, ya que se encontraba exhausta, la infante, de tan solo 7 años, se durmió sin rechistar. Sin embargo, un giro del destino, cambiaría esta cálida escena.

- Ya estamos cerca del túnel... - dijo el señor Abney, con una mirada de satisfacción.

- Querido... ¿Qué es...? ¡UN CAMIÓN! - Exclamó la madre, a todo pulmón.

Instituto Fauster: Aula 51 [8:45am]

Luego del incidente de la bestia, los chicos conversaban con total calma, el ambiente en el salón parecía más tranquilo. A pesar de que algunos sabían de lo sucedido con Marcel, lo consideraron más un acto de insensatez que algo heroico. Sin embargo, Yuko defendió al muchacho a capa y escudo, pues su gratitud por haberla salvado era infinita, cosa que terminó desatando que las otras chicas le preguntaran si le gustaba, a lo que totalmente nerviosa evadía el asunto.

- Anda, vamos, sabemos que le hacías ojitos - le dijo Peter con una mirada insinuosa.

- Yo, eh... - tartamudeaba la joven peliazul.

- Tu pulso está acelerado, y tus manos sudan, pareces un tomate y hueles... a deseo. - agregó Niko de manera tajante, lo que provocó que todos se quedaran viéndola medio aterrados.

Marcel todavía no llegaba al salón, al parecer tuvo que pedir un calzado nuevo. En el momento que llegó, todos lo vieron con una mirada burlona, a lo que este se cuestionó.

- ¿Qué ocurre? ¿Por qué me ven todos así? (¿Será por el problema con la bestia...? deben pensar que estoy loco...) - dijo el albino de ojos azules.

- ¡NO PASA NADA, TODO ESTÁ BIEN, TODO EXCELENTE! - Exclamó Yuko, muy nerviosa, mientras hacía gestos extraños.

Inmediatamente después de esto, llegó el profesor Sam, para anunciar algo un poco inesperado.

- Chicos, el día de hoy, se nos incorpora una nueva estudiante que, debido a problemas con su carta de ingreso, tardó un poco en enterarse, así que denle la bienvenida, sean amables y háganse buenos amigos - dijo el profesor, con los ojos todavía cansados por su aparente trasnocho, mientras sujetaba una taza de café con la forma de un gato.

A la habitación entró una joven, de estatura media, contextura ligeramente rellenita, ojos de diferentes colores, un pecho amplio, un hermoso y abundante cabello plateado, y con un distintivo lunar bajo su ojo derecho, un aura celestial que brillaba con la intensidad del sol.

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