EXTRA 4

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—Interesante. Esta muestra que recabaste arroja resultados satisfactorios, Luther.

—Profesor, ¿por qué este virus está en está aquí y no en AC?

Luther hizo la pregunta que ya se esperaba, y a decir verdad había tardado demasiado en hacerla. Tenía tiempo para responder a su curiosidad.

—Porque no está destinado a esta zona, sino a ésta: el Área de Contagio 0. Cuando concluyamos si esta muestra es incurable como se estipula, se regresará a nuestras instalaciones en Alaska, donde se mantendrá congelado… Esperemos que para siempre.

—Oh, ¡me alegra haber aceptado las pasantías con usted, Profesor! —Luther saltó del banco y corrió cerca del Profesor, el científico que más admiraba en la vida sonrió y señaló la pizarra, curioso por su descubrimiento y principal razón al llamarlo tan emocionado—. De hecho, esta muestra nos indica que no puede haber cura en estos momentos. El virus no parece tener una composición similar a ningún otro que hayamos visto. ¿Dicen que este virus se descubrió en Asia? Es extraño… aunque fascinante. Tengo otra pregunta; ¿por qué Asia lo cedió a Europa?

El profesor sonrió una vez más.

—Eso es algo que sólo los altos mandos pueden responder, nosotros nos tenemos que limitar a investigar y cumplir con sus expectativas, Luther.

—Pero… —una vez más, la atención de Luther se fijó en todos los datos que habían recabado—. No parece algo que provenga de este mundo.

—¿A qué te refieres?

—Infecta, pero no mata, ¿cómo logró activarse? Hasta ahora hemos hecho incontables pruebas y ninguna arrojó datos positivos. Pareciera que hiberna dentro del huésped, pero a su vez… No parece que se interese en infectar o dañar las células y reproducirse. No tiene sentido para la ciencia. Si de verdad es un virus, ¿no debería tener el mismo cuerpo que todos los demás? ¿Por qué parece más una clase de parásito…?

—Porque no se descubrió en la tierra —el Profesor caminó hacia su portafolio y sacó una USB—. ¿Sabes de historia, Luther?

Luther mantuvo fijos sus ojos sobre los del Profesor. El semblante burlón, casi rozando el cinismo, le causó una sensación de inseguridad. Pero el Profesor no era una mala persona.

Eso quería creer.

—No mucho, lo básico.

—Año 2025; La tierra se enfrentó a su primera crisis ambiental; la sequía. Ríos y lagos se secaron, las temperaturas en un inicio alcanzaron los 60° grados, las personas creyeron que sembrando árboles podrían salvar nuestro querido planeta. Y más estúpidos no pudieron ser —la pantalla de la pizarra mostró las imágenes conforme hablaba, Luther no recordaba haber visto algo así en sus clases de historia a profundidad, sin embargo, se lo mencionaron como un recordatorio para preservar la naturaleza y apoyar los programas ambientales implementados a raíz de esa crisis—. Año 2030; La primera explosión solar ocurrió, los humanos, quienes no podían soportar los rayos UV, intentaron refugiarse bajo tierra. No había agua. No había árboles. No había más que países peleando por recursos naturales… Estoy seguro de que sabes cómo se le llamó a la Tercera Guerra Mundial.

—La Guerra de los Recursos —respondió, el sudor en las palmas de sus manos era asqueroso—. Los países quisieron apoderarse de los recursos naturales de la tierra, pelearon hasta por la última gota de agua, sin embargo, la guerra estalló hasta el 2038, cuando ocurrió la segunda explosión solar que derritió los polos.

La Caída de CedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora