~ Capítulo 8 ~

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- Hasta que te dignas en venir, querido vecino. - repite de manera sobrada.

- ¿Nos conocemos? - pregunto.

Su voz se me hace tan familiar que de alguna forma me incomoda.

- No lo recuerdas, ¿Verdad? - intento buscar pero ni en los recuerdos de Miguel encuentro registro alguno.

- Estoy seguro que jamás olvidaría tu rostro, eres bastante agraciada. - comenté con el intento de buscar una respuesta más coqueta.

- El otro día en el parque, intente acercarme a ti, pero solo arrastraste palabras. Pediste privacidad y decidí retirarme. - Si, nuestro amante compañero suele escapar en busca de aire fresco para calmar crisis.

- Me conoces antes de yo a ti, sería un placer tomar una taza de té, vivo aquí en fren... -

- Lo se. -Interrumpe- Sabría perfectamente quien es la persona que observa desde la distancia. Por un momento creí que era demasiado, pero no conozco tu persona y lo más probable es que lo hagas por algo cotidiano en ti. - Me mantengo un silencio profundo, perplejo dejo mi persona ante su sorpresivo relato.

- Bueno, me conoces mucho más de lo que te conozco a ti, tanto que estoy sorprendido. -Está más que claro que no es así, pero desviar la conversación ayudará a escapar de esta incómoda situación.- Bueno, pasaba con el interés de darles la bienvenida a la nueva familia del gran barrio Puerto Madero. - Miro a las chicas, tan de cerca que se me acelera el corazón.

- Si ese es tu plan, puede ser que te deje entrar, pero no estoy tan segura de eso. - Responde con cierta duda y guiñando un ojo.

- Mira, se que es un poco raro pero soy una persona muy curiosa y bastante obvservatiba como has notado, simplemente quería saber quienes están ocupando la ultima casa abandonada de esta cuadra. - miento con descaro.

- Está bien, aremos como si está reja estuviera abierta. -Procede en abrir con delicadeza. Desde este mirar puedo decirles que se me antoja un poco de ella.- Ahora si, simulare que solo estoy en el patio y no me queda otra que atenderte. - Me observa con cierto jugueteo y sensualidad.

- Empecemos de nuevo. ¡Hola querida vecina de enfrente! Vi la reja abierta y pensé en pasar a saludar. - procedo a meterme en su dulce enganche.

- ¡Mi querido vecino! Pase, pase ¿Se le antoja una taza de té?. - lo irónico y lo sensual de su propuesta me bombeó un poco el corazón interno de mi zona baja.

Nos adentramos en la mansión que antes era un lugar oscuro, lugar donde padre tomaba la oportunidad de ocultar sus escenas delictivas y macabras.

El santuario de almas en pena..

Aquí ya puedo observar las cámaras que necesitábamos saber, una apuntando la puerta central, otra en visión de la escalera y otra justo en la esquina del living, nuestra ventaja está en la ultima cámara, la cual se encuentra sin apuntar la puerta trasera, solo necesitamos tapar la cámara del patio y la cámara del living.

- Estás muy pensativo y callado vecino. -se expresó la rubia, con un poco de duda sobre mi andar.- ¿Nunca habías estado en una casa como está?, dudo que eso sea real sabiendo que Martínez es uno de los más codiciados según la doña Isabel. - Sabíamos que esa mujer nos mandaría en frente en cuestión de días, lo bueno es que ya no estará más aquí para arruinar mis planes.

Sonrió internamente..

Ya en la sala de la cocina se posaban unos frágiles vasos de cristal con una tetera blanca de lado, un tazón de azúcar y una pequeña caja de madera donde supuse se posaban los saquitos de varias infuciones.

Trece y cuarenta, poco falta para la bienvenida del compañero Fernández.

- No, es cosa de admirar tu hermosa casa, simplemente estoy un poco nervioso. - dije sin titubeo y exagerando ternura para rendir en su cabeza.

- ¿Tienes miedo de que yo fuese una !ASESINA SERIAL!? - comenzó a carcajadas como si de una bruja se tratara, interesante manera de llamar mi atención preciosa.

- Si lo fueras seguramente ya estaría dentro de un cajón, las mujeres son altamente peligrosas cuando quieren y lo desean, hasta con su voz y su forma tan conquistadora que tienen. - dije mirando su rostro con fuego y ganas de devorarnos.

- Ay, pero que manera tan sutil de referirte a mi especie, pero no te lo voy a negar, me encanta verte mirando con profundidad desde lo lejano hasta aquí, donde no despegas tus ojos de mí. - La tensión es latente y decido avanzar, paro mi cuerpo para dar la vuelta en esta mesada de mármol, y besar sus perfectos y delicados labios.

Con ferocidad y erotismo nos besábamos con pasión y con ganas de devorarnos carnalmente. Nos despegamos para respirar, pero nuestros cuerpos latían con fuerza.
Agarró mi mano y me guío hasta el sofá, decidí desabrochar mi saco, pero ella decidió acercarse para sacar sin vergüenza la ropa que nos tapaba, me desvistió y mi miembro visiblemente eréctil, apuntaba hacia su rostro.

- Bésalo y succiona lo que ves amor mío. -

Sensualmente hizo el trabajo de manosear y jugar con mi cuerpo mientras rozaba sus pechos en mí. La bese con pasión, desde sus labios hasta su zona baja haciéndola gemir y tapando los ruidos de esta gran sala. Adentre mi miembro en su vagina y moví mi cuerpo, sus gritos eran notorios y mi cabeza no dejaba de pensar en todos esos gritos que tanto me fascinan. En cuestión de minutos termine donde ella me lo pedía.

- Lléname de ti el rostro. - dijo jadeante y no me pude contener.

La bese con pasión y nos separamos para cambiarnos y ya despedirnos.

- Te espero en estos días, eres más que invitada a mi mansión, es un poco solitario, y no le vendría nada mal un poco de ti. - me exprese para planear nuestro encuentro y nuestro secuestro personal.

Ya está casi echo Miguel..

Un dolor punzante me descoloco un poco de la realidad, está enfurecido, lo siento, pero las cosas debían de ser así.

- Puedes venir a buscarme el Jueves, a la hora que desees yo estaré lista y preparada para ti. - dijo la pequeña rata rubia de este hogar.

- Once en punto estaré en las rejas negras para que podamos almorzar preciosa. -Dos días para culminar nuestra misión tan especial.- Vestido rojo es mi debilidad, te espero lista mujer. - dije sin esperar respuesta, y salí a pasos ligeros y largos, faltaban diez minutos para que Fernández ya aparezca.

Bienvenidos a y gracias por leer.
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