~ Capítulo 4 ~

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Se me están haciendo difíciles las noches, cada día que pasa, cada hora, o simplemente cada segundo de mi vida, solo es pensando en cuanto las quisiera para mí, para mi ser, para nosotros.

Han pasado tantos días y tantos momentos, que en mi vista se aproxima el acecho. Ya calcule sus tiempos y los de sus compañeros, que les gusta y que no, lo que desean, lo que disfrutan.

Mirar a la distancia consume cada fragmento de mi ser, y llena cada hueco de mi garganta más de sed, no tolero pasar los días y que no estén siendo mi prioridad en esta casa tan vacía. Las veo y lo único que puedo decir es que son las mujeres desnudas de mi pequeño altar de pinturas, son la fantasía más oscura que habita en mis rincones, no las quiero fuera de mí aunque la distancia si lo sea, prepararé todo a su antojo y semejanza, porque para seres tan únicos se merecen la mejor de las orquestas.

No lo puedo evitar, quiero hablar de ellas, de lo hermoso que se siente poder mirar cada curva, cada detalle, cada movimiento emocional, es como bailar encima de la arena en un atardecer cálido, como sentir el aire refrescante en una colina puntiaguda, como el olor de un libro viejo y como el sabor de aquella comida que jamás volviste a probar.

No lo entiendo, -¿por que ahora? ¿Quien se dignó a escribir la historia de mi vida?- Condenado a soportar hasta hundirme en tan profunda agonía, y es ahora quienes me salvan de mi propio abandono, creando un ser que perfecciona todo un lugar enorme para cuando el día perfecto de nuestro plan llegue.

Ordene todas las piezas y pulí los muebles, abrí ventanas y saqué telarañas, cambié bombillas de colores más cálidos y acomodé todo perfectamente en la cocina, compré más comida para aprender a desarrollar mis dotes culinarios que aún no estaban siendo del todo conocidas, trapie el piso y cambié de lugar algunas cuantas cosas. Te preguntarás porque no contrate a alguien, y simplemente te puedo decir que padre me enseño a no confiar si quiera en alguien ajena a nuestra familia, y efectivamente desconfío hasta de mi mismo.

Aún faltaban cosas pero lo principal fue el comienzo, esas ganas de volver a vivir y resplandecer entre los arbustos como una margarita en plena primavera, esto habían logrado ellas, cosa que jamás imaginarían, pero que tiempo después les contaré. Lograron salvar la vida de alguien con solo su existencia, y no pido nada más que solo eso, su presencia todos los días, aunque no sea en persona, las seguiré admirando en la lejanía.

Estoy loco, lo se, pero mi vida cobro sentido por primera ves y solo espero ser correspondido, aunque se que si lo seré, jamás me toco que alguien se resistiera a mi, jamás. Y no es por fanfarronear siempre tuve lo que quise y está ves no será la excepción, lo siento, muy al fondo de mi, se que ellas serán única y especialmente para nosotros, hasta el día en que tenga que partir.

Acariciaré sus pelos lacios y besaré sus cuerpos, cada rincón, sin dejar lugar libre de mis labios. Apretare y tocaré con delicadeza a cada una sin dejar mezquindad, podré bañarlas y secar sus cuerpos. Es increíble como anhelo que el día llegue a nosotros y nos reencontremos unidos en el vaivén del amor eterno, serán el ritual de mi secta, donde las posicionare como unas reinas intocables.

- No puedo. No puedo así! - gritó por dentro.
Me duele el alma por esta lejanía, me desespera, me irrita tanto que no puedo conmigo mismo y mis deseos carnales, solo se asoman para permitir disfrutar más de este amor tan escondido y lejano.

Ya al anochecer veo como mis dos pequeñas solo están postradas en el sofá de su enorme living, toco despacio mi zona baja, se ensancha solo al saber cómo se relajan, observo con pudor sus rostros y su piel, imaginando que están aquí, tal y como miran la pared pero mirándome a mi. Muevo de arriba a bajo mi mano izquierda, sintiendo la satisfacción de tocarme pensando en ellas, en cada estocada siento más las ganas, mi miembro no es grande pero se agranda más a cada segundo, sigo con la práctica un minuto más, hasta que siento como el extasis revienta, y en cuestión de pequeños momentos, llego al clímax.

- Que ganas. Que ganas mis niñas. - digo luego de limpiar con suavidad el desastre de mis pecados.

Esto ya no es más que un delirio dijera mi yo anterior, pero no, desear con tanto y no tenerlas, solo es una tortura para un pobre hombre que quisiera terminar feliz una ves en todo este mundo imperfecto.

Soy y seré exclusivo para el par de mujeres que me están colmando el mundo y mi paciencia, el echo de saber que solo existen ya es el infierno en vida para mis sombras.
No estoy de acuerdo con seguir así, con clavar cuchillos filosos en mi tonto corazón y no poder hacer nada.

Golpea con fuerza un dolor punzante en mi cabeza.

- No otra ves - repito.

Siento como mi cuerpo se sale de mi, como escucho el pitido de la electricidad, la oscuridad comienza a comer mi persona y desvanezco.

Bienvenidos a y gracias por leer.
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Espero con ansias en los comentarios sus críticas constructivas.🤍

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