Capítulo 92

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Cassiopeia se despertó temprano en la mañana, con el peso de la preocupación aún en su corazón. Se levantó de la cama y se vistió con rapidez, preparándose para el día que tenía por delante. Bajó las escaleras hacia la cocina, donde su madre, Andromeda, ya estaba preparando el desayuno.

—Buenos días, mamá —saludó Cassiopeia con una sonrisa forzada, tratando de ocultar su ansiedad.

—Buenos días, cariño —respondió Andrómeda, mirándola con preocupación—. ¿Cómo te sientes hoy?

Cassiopeia suspiró, pensando en las visiones que la habían perturbado la noche en que los seguidores de Voldemort atacaron.

—Estoy bien, mamá. Solo un poco nerviosa por el regreso a Hogwarts.

Andrómeda asintió comprensivamente, sabiendo que su hija estaba ocultando algo, pero decidió no presionarla.

—Bueno, desayuna algo y te sentirás mejor. Tienes un largo día por delante.

Cassiopeia asintió y se sentó a la mesa, sirviéndose un poco de cereal y fruta. Mientras comía, repasaba mentalmente todo lo que necesitaba hacer antes de dirigirse a la estación de trenes.

Terminado el desayuno, Cassiopeia se levantó de la mesa y se dirigió a su habitación para recoger sus cosas. Revisó su mochila varias veces, asegurándose de que tuviera todo lo necesario para el nuevo año en Hogwarts.

Con la mochila al hombro y una sensación de nerviosismo en el estómago, Cassiopeia se despidió de su madre y se fue por polvos flu hacia la estación.

Al llegar a la estación, se encontró con el bullicio de otros estudiantes que también se dirigían a Hogwarts. Se mezcló entre la multitud, buscando el tren que la llevaría de vuelta a la escuela que alguna vez había sido su hogar.

Cassie ya estaba acostumbrada a entrar en el andén nueve y tres cuartos. No había más que caminar recto a través de la barrera, aparentemente sólida, que separaba los andenes nueve y diez. La única dificultad radicaba en hacerlo con disimulo, para no atraer la atención de los muggles.

El expreso de Hogwarts, una reluciente máquina de vapor de color escarlata, ya estaba allí, y de él salían nubes de vapor que convertían en oscuros fantasmas a los numerosos alumnos de Hogwarts y sus padres, reunidos en el andén. Cassie entró a coger sitio, y no tardó en colocar su equipaje en un compartimiento de uno de los vagones del tren.

Cassiopeia estaba esperando, observando con expectación a las familias despidiéndose. Pansy, Theodore, Daphne, Draco y Blaise entraron al compartimento con entusiasmo, saludando a Cassiopeia con una mezcla de sorpresa y alegría.

—¡Cassie, no sabíamos que eras una jugadora búlgara! —exclamó Pansy, con los ojos brillantes de emoción.

—¡Es increíble! —añadió Theodore, con una sonrisa de admiración—. ¡Eres famosa en todo el mundo mágico!

Cassiopeia sonrió, agradecida por el apoyo de sus amigos.

—Gracias, chicos. Sí, juego como cazadora en el equipo de Bulgaria —respondió, sintiéndose un poco abrumada por la atención.

Draco, más tranquilo que los demás, asintió con aprobación.

—Es impresionante, Cassie. Nunca supe que eras tan talentosa en el Quidditch.

Blaise, siempre el más relajado del grupo, le dio una palmada en el hombro.

—¡Deberías enseñarnos algunas jugadas! Sería genial aprender de la mejor cazadora de Bulgaria.

Cassiopeia rió, agradecida por la camaradería de sus amigos.

—Claro, estaré encantada de enseñarles algunas cosas —respondió con una sonrisa—. Pero primero, ¿cómo han estado ustedes? ¿Cómo fueron sus vacaciones de verano?

Good or Evil || A Harry Potter FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora