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11 de septiembre

Las lágrimas se acumulan en mis ojos al ver su caligrafía elegante y alargada, al ver las palabras en el inglés de Irlanda que tan familiar me resulta. Por segunda vez hoy, lloro por lo mucho que le echo de menos. 

Y, sin embargo, hay una certeza en mi mente que no me deja pensar en nada más.

Me vio.

Mi padre me vio en aquel espejo. La niña de la que habla soy yo. Y, de alguna forma, él lo supo. Supo mi nombre. Faltaban años para que yo naciera y, aun así, mi padre me vio reflejada en un espejo.

Leer su diario me ha dejado con muchísimas más dudas de las que tenía antes, pero ahora por lo menos sé algo nuevo, y lo tengo muy claro: esto, lo que quiera que sea este poder que tengo...

Mi padre lo tenía también.

···

¡Hola! ¡He vuelto! 

Os quería comentar que he estado trabajando bastante, y tengo contenido para las próximas cuatro semanas. Estoy pasando al ordenador capítulos que ya tengo escritos, porque la verdad es que me he atascado un poco en la historia —llevo casi un mes sin escribir nada— y tengo esperanzas de que la inspiración vuelva pronto.

Por el momento, os dejo el capítulo siete. Es un capítulo muy corto, lo sé, pero quería hacer algunos capítulos así en este libro. Son el tipo de capítulos que más me gustan a mí, intercalados con capítulos más largos, por lo que quería daros a vosotros algo de eso también.

Por otro lado, —y voy a hacerme autopubli— os comento que ya podéis leer en mi perfil La corona de sueños y estrellas, el microrrelato que continúa con la historia de El amor de las estrellas y la tormenta, y que dentro de poco tiempo podréis empezar a leer los poemas de Broken, la segunda parte de Written in tears —no sé a qué esperáis si no lo habéis empezado todavía.

Y eso es todo.

¡Os quiero!

María 

Aquel Espejo RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora