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Amor y Ambición en la Contienda


Al carajo todo.

En unas horas sería el debate, y Daniel no había repasado nada.

Y sobre todo, no se había preparado mentalmente para ver a Jan, como reaccionaria al verlo.

Se sentía abrumado, ansioso.

Miro su reloj, faltaba tan solo una hora. Ya debía estar en el edificio, para alistarse.

Tomo sus llaves del auto y salió de su casa sin aviso, y llegó lo antes posible.

Mientras subía en el ascensor, se acomodaba su cabello y corbata. Tenía que debatir con palabras clave, con precisión.

Y tal vez podía ser un poco exagerado, pero llevaba puesto su chaleco anti balas, porque ya ha recibido varias amenazas.

Vio la puerta del ascensor abrir, sus ojos se abrieron como platos al ver al candidato que lo volvia loco.

Debía mantener discreción, miro al suelo, aclaro su garganta y volvió a mirar a adelante.

Saludo a los productores, algunos candidatos.

Caminaba para saludar a una candidata de pelo negro y mediano.

Con su sonrisa mostraba amabilidad.

-Buenas noches.-Saludo, cuando vio la cara de la chica, se dió cuenta quien era.

-Buenas noches.-Dijo la pelinegra, con una sonrisa.

La sonrisa de Daniel se convirtió en una mueca, del simple hecho de ver a la persona que le arruinó la vida, le dolía la cabeza.

Camino hacia otro lado, buscando con la mirada a Jan.

Lo miro, estaba chateando en el teléfono.

Sonrió de nuevo, y se acercó poco a poco.

Recordando todos esos momentos hermosos que vivieron juntos.

Las citas, las aventuras, y lo que más le gustaba, el sexo.

-Buenas noches..-Dijo bajo y con un tono seductor.

Jan se volteo, miro a Daniel y se quedó boquiabierto.

El azabache miro a los lados, que nadie los mirara. Y atacó la boca de su amado.

Fue correspondido al instante, ese beso lleno de lujuria y amor. Lo consumía.

Se separaron antes que alguien los vea, se miraron fijo unos segundos. El primero en hablar fue Jan.

-Que guapo estás.-Sonrio, haciendo que el más bajo lo haga también, aún más.

-Tu igual, me encantas.

De pronto, los ojos del más bajo de volvieron cristalinos, iba a llorar.

-Oye, no ¿Que pasa, lindo?

-Te extrañé, muchísimo.. no sabes cuánto te he llorado.

-Si, pero no vayas a llorar aquí.. sabes que si nos ven, van a sospechar.

Sintió como Jan se alejaba de el, yendo a su posición.

¡Empezamos el debate en unos segundos!

[...]

¿Que se podía decir de Jan?

Se sentía nervioso, pero valiente a la vez. Quería acabar con esto de una vez, y que simplemente le den el poder absoluto, gobernar el país.

El Militar del Portón 2-ToboaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora