THE DEAL|
Pebbles Rowle siempre buscó un trato por su alma, estaba dispuesta a dársela incluso al peor postor, sólo para terminar con todo, para deshacerse del vacío que la seguía desde que tenía conciencia. Lo que nunca espero fue arrepentirse de...
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PEBBLES DESPERTÓ AL DÍA SIGUIENTE con ambos brazos hinchados de las heridas que ella misma se había hecho la noche anterior. Si pudiera representar el significado de alguna palabra, miseria, sería la suya. Tardó un rato en curarse y perdió el desayuno, incluso estuvo a punto de llegar tarde a Transformaciones, pero con suerte entró justo delante de la profesora McGonagall.
—Bien, muchachos hoy seguiremos trabajando con...
La clase se pasó más rápido que de costumbre, y al sonar el timbre de cambio de materia, Pebbles se puso de pie con cierto fastidio, al elevar la vista a la puerta se encontró con una escena que encendió sus mejillas rápidamente, ¿era enojo o vergüenza lo que sentía?
Moreau a unos pasos de la puerta mirándola con cara de arrepentimiento y en el marco de la puerta Potter, que la miraba con una sonrisa resplandeciente, pero no tanto como sus ojos verdes.
—Parece que se te han juntado los novios, Rowle —canturreó divertido Anthony Goldstein a su lado, ella le hizo una señal obscena con la mano antes de respirar con profundidad y caminar a la puerta.
No se atrevió a mirar al rubio que parecía ansioso por hablarle, estaba segura que no sería capaz de controlar su enojo contra él, por lo que caminó directamente hacia el pelinegro que la saludó con una sonrisa amistosa.
—Hola Ivy, no te vi durante el desayuno, ¿todo bien?— Le preguntó cuando llegó a su lado, ella fue consciente de que varios guardaban silencio para escuchar su conversación.
Le indicó con un gesto de cabeza que salieran de ahí, Potter la siguió de inmediato.
—Todo bien, me quedé dormida—, le mintió con facilidad, esforzándose en no desquitarse con él, el de ojos verdes la miró con el entrecejo fruncido—. ¿Qué?
Su débil paciencia estaba flaqueando ante la presión.
—No parece que fuera por eso—, susurró él, sin atreverse a mirarla. Ahora fue el turno de ella de fruncir el ceño.
—¿A qué te refieres con eso, Potter? —Casi le espetó, no, definitivamente no estaba capacitada para tratar con nadie ese día.
Harry Potter la miró con sorpresa, la manera en la que había dicho su apellido, había sido un golpe bajo para el de gafas.
—Mira, sólo quería agradecerte lo bien que me la pase ayer, pero no creo que estes en las mejores condiciones para charlar, nos vemos Ivy—, y aunque sus palabras fueron serenas, Pebbles notó la ofensa en su mirada antes de marcharse.
En Herbología tampoco le fue muy bien, no con la mirada intensa y fría de Malfoy sobre ella todo el tiempo. Las chicas de Slytherin la seguían evitando, pero que Draco Malfoy estuvieran tan pendiente de ella hizo que más de una se volviera a verla con curiosidad.
