Gracias nuevamente por leer mi historia, adjunto algunas canciones que pueden ayudar a que la experiencia lectora sea mucho mejor. Disfruten! Y recuerden compartir con sus amigos y apretar el boton de la estrella porque me ayuda mucho. att Mel.
Capítulo 8
Isabella.
Había terminado la última pintura, y estaba preparando mí bolso. Gonzalo me había convencido de ver a un médico amigo de él en la ciudad, estaba cerca de casa, por lo que estaría cómoda en mí departamento. Marina quería venir con nosotros, pero Gonzalo viajaba conmigo y papá no se despegaba de mí lado. Alguien tenía que quedarse con sus hijos, y por más que protestó su instinto maternal volvió y se hizo cargo.
-¿Tenes todo?
-Si.
-¿Cargador?
-Si.
-¿Tus pastillas?
-Sii
-¿Te vas a llevar todo?
-Marina basta, solo voy a verlo, a que me diga lo que ya se y volver, quiero terminar el verano junto a mí familia, solo son tres días. Vas a estar bien. -Sus ojos se llenaron de lágrimas y me abrazó, me tomó por sorpresa. Frote su espalda. -No te preocupes, voy a volver en poco tiempo. -Alguien golpeó la puerta del cuarto. -¿Si?- Papá asomó la cabeza por la puerta
-Está todo listo hija, dame tu bolso así lo meto en la camioneta.
-Si.
Se lo di y se fué. Caminamos con mí hermana tomadas de la mano como solíamos hacerlo de niñas, bajamos las escaleras y salimos, mis sobrinos me abrazaron, y Lula no paraba de llorar, la abracé.
-No llores tonta, vuelvo en tres días. Además ahora vas a tener tu cuarto para vos sola por este tiempo.
-No me importa, te quiero acá, conmigo.
-Vuelvo en unos días.
La besé en la coronilla, abracé a mis dos sobrinos y a mí hermana por última vez, entre en la camioneta en los asientos de atrás, y vi como mí cuñado abrazaba y besaba a mí hermana, ella podía ser un huracán fuera de control, pero él, él era la paz que calmaba la tormenta, y se amaban con toda el alma, vi como sus tres hijos lo abrazaban y se despedían, subió al auto después de que papá también se despidiera y salimos rumbo a más noticias que solo iban a refutar lo que yo ya sabía.
Comencé a mirar por la ventanilla, viendo los árboles al costado del camino y las casas, pasamos cerca del camino que lleva a la laguna, y tal vez porque vi como se siguen amando mí hermana y su esposo, eso me llevó a recordar cuando se conocieron.
Ella acababa de cumplir 18, y estaba por terminar el último año de secundaria, soñaba con estudiar abogacía, estaba reponiéndose de su ruptura con Esteban, estaba cansada de que María siempre estuviera en el medio de ellos dos, y odiaba que Esteban no le dejará claro las cosas, simplemente eso ya no funcionaba para Marina. En invierno un nuevo estudiante entró en su clase, se había mudado de la ciudad con su madre, era divorciada y quería empezar de nuevo. Mí hermana me dijo que cuando él entró en la clase su corazón se paralizó, que lo vió como un príncipe o algo así, era alto delgado, algo desgarbado, de pelo castaño claro y ojos grises, lo vio presentarse y dirigirse al pupitre que estaba del otro lado del aula, vió cómo sacaba su cuaderno de apuntes y se ponía unos lentes. Recordé que cuando me contó esto estaba sonrojada y totalmente embobada, y yo a mis 11 años creía que él era su príncipe azul. La veía salir con él, y ser feliz, sonreía todo el tiempo, y él era amable y cariñoso con ella, me llevaban a comer helado, y siempre estaban tomados de la mano, después quedó embarazada y la defendí de María, vi como mis padres se preocuparon pero ella quiso tener a su bebé, se casaron y hoy puedo decir que si, mí cuñado fue y es el príncipe azul que mí hermana siempre soñó, ese hombre que la acompaña, la tranquiliza y la ama.
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Isabella, nuestro primer amor.
RomanceEl primer amor nunca se olvida dicen, puede que sea así, o tal vez no, pero para dos hermanos, así era, ninguno había podido olvidar a la primera chica que amaron. El mayor sufrió con la partida de ella, habían compartido mucho en su niñez, y el flo...