capítulo 5

55 9 2
                                    

Hola! bienvenid@s,  les dejo canciones para que la experiencia lectora sea más placentera. Gracias por tomarse el tiempo de leer mi novela! Recuerden compartir con sus amig@s y apretar el boton de estrella, eso me ayuda mucho, besos y disfruten! Mel

Capítulo 5

Capítulo 5

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Eduardo.
Me quede sentado al volante como un tonto, ya se estaba haciendo de noche, ¿Por qué cada vez que estaba con ella quedaba tan estupido que no podia moverme? Lo que más me preocupaba era que no habíamos tenido cuidado, ¿Y si quedaba embarazada? Yo todavia no habia tenido el valor de hablar con Pamela y ahora no solo iba a cortar con ella, sino que la había engañado, no me reconocía, no era el hombre que era cuando estaba ella presente, Isabella movía mi mundo como un terremoto, me sacudia hasta los huesos, y siempre me dejaba en blanco, sin saber qué hacer. Tenía que armarme de valor y hablar esta noche con Pamela, sabía que era lo correcto, pero tenía que decirle lo que hice, no podía ocultarle que la engañe, mi conciencia me estaba matando. Mientras conducía hacia el restaurant pensaba en Isabella, en lo que habíamos hecho, en las consecuencias, pero ella no quería atarse a un hombre como yo, simple de pueblo, pero si las consecuencias se hacian realidad no quedaba otra alternativa, ¿Qué íbamos a hacer? ¿se iría? Yo podría ir con ella, podría dejar todo e ir a la ciudad, puedo ser policía allá, estar con ella y formar una familia...¿Podría ir con ella?Llegue al restaurant, estacione y entre, todavía no abrían al público, me acerque a la caja.
-Hola Santi, ¿está Pamela por algún lado?
El muchacho que preparaba la caja para abrir, levantó la vista, se lo veía algo cansado.
-Está atrás en el depósito hablando con el proveedor de vinos.
-Ok, gracias...¿estás bien?
-Si, es que como sabes mi novia y yo hace poco fuimos papás y el bebé llora toda la noche, apenas dormí.
Sonreí ante la idea de un bebé, sería un buen padre, ella me lo había dicho.
-Bueno, pero ya va a pasar esa etapa. Voy a hablar con Pamela.
Entre por las puertas de la cocina, había mucho movimiento y ruido, pase saludando a todos, camine la larga extensión hasta llegar a la puerta de la bodega, se seguían escuchando los ruidos de cacerolas y voces, abrí la puerta, pero no se veía nada, estaba un poco oscuro, caminé más adentro pasando las altas pilas de cajas y detrás de estas contra la pared estaba Pamela besándose con el proveedor de vinos, llevaba falda y tenia una pierna subida a la cintura del tipo, me vio, sus ojos se agrandaron y se llenaron de pánico, empujó al tipo que tenía la ropa desarreglada, ella se bajo la falda.
-Eduardo...- Salí lo más rápido posible de ahí, estaba molesto, ¿por qué? yo había hecho lo mismo, pero aun así estaba molesto.
Ella me seguía de cerca, pasamos por la cocina, todos nos vieron.
- ¡Eduardo espera!- Salí del restaurant y por fin me alcanzó junto a mi auto, agarrándome del brazo. - Eduardo, no te vayas así..
-¿Qué me vas a decir? ¿Qué no es lo que parece?
-No... perdon, no sabia como decirte...-
Se veía afligida.
-¿Hace cuanto?
Dudo, retorció sus manos.
-Un mes, más o menos.
No podía mirarme a la cara.
-Esta bien. -Sus ojos me miraron de repente abiertos de par en par. -Hace mucho tiempo que nosotros no estamos bien, en lo que a mi respecta nuestra relación se había terminado hace tiempo, simplemente estábamos...
-Cómodos.
Asentí, ella comenzó a llorar y la abrace.
-Perdoname, sos el hombre más bueno del mundo, no te merecías esto.
-Si te soy completamente sincero, hoy...-Tome aire. -Yo te fui infiel también. -Se despegó de mí y me miró ceñuda. -No podes ponerte celosa, llevas más de un mes haciéndolo, yo solo fue...hoy.
-¿A quién querés engañar Eduardo?, tu corazón nunca fue mio, no completamente, siempre fue de ella.
Sonreí triste, porque sabía que era verdad.
-Si, pero nunca va a ser correspondido.
-¿Acaso no fue con ella...?
-No quiero decirte esas cosas, no es de caballero.
Puso los ojos en blanco y sus manos en las caderas, era su posición para regañar.
-Eduardo, ¿te crees que no note el cambio en vos cuando ella llegó al pueblo? No fue hasta que la conocí que lo entendí, la verdad es que es una persona particular, pero por lo que se ve, es divertida y vi como cuidaba de Maria cuando se emborrachó. Pero no dejes que te vuelva a lastimar, aunque te haya hecho lo que hice y estoy muy arrepentida de haber roto tu confianza, te quiero mucho, y no quiero verte sufrir.
Nos abrazamos, nos despedimos, ella volvió al restaurant, donde iba a tener que manejar los chismes de los empleados, y yo subí a mi auto, para volver a mi departamento vacío.

Isabella, nuestro primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora