VI

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El beso empezó incómodo, tímido y vergonzoso. Mingi admitía que su idea parecía más una excusa para besarla, como la había conocido apenas esa noche, ella parecía una mujer hermosa, determinada y con la sonrisa más brillante que alguna vez vio. Tal vez sí quería besarla.

Mientras, June se dejó llevar por la sorpresa. Pensó que Mingi saldría a hacer el tonto y distraer a los locos con bromas malas, pero él la besó.

Y tenía que admitir, era un buen beso.

Los labios de Mingi danzaban delicadamente, cautivándola. Su mano estaba en su cintura firmemente, y su otra mano daba caricias en su mejilla. Entonces, cuando ella no se separó de él, Mingi empezó a mover sus labios sobre los de ella.

Hubieran continuado el beso como su solos fueran ellos dos en el lugar, pero recordaron por qué se besaban. Las pisadas y voces de los hombres los alertaron.

— Agh, solo son jóvenes teniendo diversión — comentó uno de ellos con disgusto.

Mingi sintió nervios. Ya los vieron, ¿los matarían mientras se besaban, o los dejarían solos?

Él profundizó el beso para distraerlos más, para hacerlos irse... En realidad, tomó provecho de la situación para besarla más. Pensó que se sentiría bien besar a June, pero se sintió increíble. Quería hacerlo mientras pudiera.

— ¡Dales espacio, pervertido! — exclamó uno de ellos.

Al escuchar las pisadas de ambos alejarse, se escucharon las balas y los gritos de pelea por las bebidas del bar.

Mingi se alejó lentamente de June, su rostro aún cerca del de ella.

Sus respiraciones estaban, de alguna forma, aceleradas, al igual que sus corazones. Fue un momento tenso, podrían haber muerto.

— Vamos dentro — dijo la chica. Miró a los brazos de Mingi para que la dejaran ir.

Lo hizo, la dejó ir. ¿Quería hacerlo? No.

Ambos se acercaron a la puerta del bar, ambos rezando para que Hongjoong estuviera dentro. June abrió la puerta y vieron que el bar estaba vacío. Estaba más claro de lo que pensaban, aún había algunos vasos rotos en el suelo, algunas sillas al revés.

— Voy a mirar detrás, tú busca aquí alguna señal de tu hermano — dijo June, yendo hacia la parte de atrás a través de las mesas.

— Bien, ten cuidado con eso — dijo y comenzó a buscar entre los cristales o las sillas.

June regresó y vio una bodega de bebidas, una pared llena de botellas vacías de soju y la oficina principal del propietario. Atravesó la pared para entrar a la oficina principal. Si las botellas estaban bien, entonces nadie entraba por la parte de atrás. quería comprobar si alguien robó algún objeto importante de la oficina, y si nadie lo hizo todavía, será ella la primera en hacerlo.

Había una mesa con mucho papeleo en el centro. El closet solo tenía papeles y ropa.

Dejó ir un suspiro y fue de nuevo a la parte delantera del bar. Mingi tenía un papel en sus manos.

— ¿Qué encontraste? — preguntó, yendo a su lado para ver qué decía el papel.

— Mi hermano estuvo aquí — comentó, destruyendo el papel en su mano para que nadie pudiera leerlo —. Sé exactamente dónde está.

— Mingi, entiendo que quieres ir con tu hermano, pero no soy un taxi, y quiero mantener mi carro ya que no tengo casa — dijo, no le gustaba a dónde iba Mingi con sus palabras.

— Lo sé, lo sé. De cualquier modo, está cerca.

— ¿Dónde está? Si está tan cerca, puedo llevarte, no me molestaría tanto — no quería ser injusta hacía él. Acaba de salvar su vida, e hizo otras cosas como manejas, era lo correcto acompañarlo.

— Es peligroso — musitó. Quería llegar ahí en carro, pero no quería exponer a la chica a un peligro.

— ¿Dónde es?

— La manera más corta es a través del centro de la ciudad — dijo, señalando la dirección.

Ese era, posiblemente, el peor lugar para ir. El centro estaba lleno de locos disparando a todo lo que se moviera, depurando, haciendo cosas peores que robar bebidas o explotar casas. 

— Mierda, buena suerte — pestañeó y pasó al lado de Mingi.

Podría ser amable, ¿pero pasar por el centro? Carajo, no. Un pie dentro del centro y estarían muertos.

— Uh, ¿estabas ofreciéndome un aventón? — Mingi la siguió, se dirigía al auto.

— Hasta que dijiste que era a través del centro — sacó la llave del auto —. Yendo por allá se va al infierno. No lo tomes mal, soy simpática pero no una suicida — comentó, abriendo sus brazos en el proceso.

— Al menos puedes... — Mingi no sabía qué decir.

Algo en el fondo le decía que no era el momento de tomar caminos diferentes. Sentía que debían permanecer juntos.

— ¿Al menos qué? — preguntó, pero Mingi ni siquiera sabía qué podía hacer o decir.

— Nada, yo solo... — se rascó la cabeza nerviosamente. Él la miró con una sonrisa triste — Un pacer conocerte, supongo.

— Nos vemos si sigues con vida, Mingi.

— Muy bonito para ser June — rio. Él comenzó a caminar al mismo tiempo que June caminaba a su auto.

June entró al auto. Mingi no tardó mucho y ya estaba un poco lejos.

June intentó encender el auto, pero algo estaba extraño. El auto no funcionaba.

Salió del auto y se inclinó para ver qué pasaba. Confirmó lo que no quería que fuera verdad. Alguien le había robado los cables de gasolina.

— Hijos de puta — exclamó. Se levantó y se tomó el cabello intentando pensar con todas sus fuerzas.

Necesitaba llegar pronto a casa de Yeji, o entonces estará muerta.

— Mierda, ¿dónde está Mingi cuando en verdad lo necesito? — se dijo a sí misma, mientras buscaba a Mingi, pero sabía bien que él ya estaba lejos — Debí tratarlo mejor, es el karma — concluyó.

June no estaba cerca del apartamento de Yeji. A pie era un largo viaje.

June podría quedarse en el auto, pero probablemente moraría debido a la hipotermia.

Podría entrar en una casa ajena y matar a cualquiera que entrara, pero no quería hacer eso.

Todas sus opciones concluyeron mal.

Pero algo voló por su mente, un posible milagro, su pase para sobrevivir, con nombre y una -bonita- cara.

Opción número cuatro y última: buscar a Mingi y quedarse con él.

𝐃𝐉𝐀𝐍𝐆𝐎ㅣMINGI ATEEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora