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Dentro del gran almacén del paraíso, había estante que llegaban hasta el cielo, llenos de cajas y otras cosas. June había escuchado que todas las cosas de Corea venían de ese lugar, las cosas nuevas y las que estaban en camino, incluso aquellas que aún no habían salido.

El hermano de Mingi tenía una mente brillante. Ve al lugar donde estaba todo. Nadie más pensó en eso.

El lugar estaba vacío, no había autos ni personas. Parecía desierto, y por dentro era peor.

Las luces estaban apagadas. Por suerte, June cogió una linterna del servicio al cliente para ver. Parecía que una extraña criatura saldría de algún estante, como en los juegos The Last of Us o The Walking Dead. Ambos llevaban minutos caminando, ya adentrándose en los pasillos. Todavía no vieron al hermano de Mingi, ni a ningún duende robando.

Mingi vio muchas cosas con asombro, June también. Mientras June miraba un gran estante de revistas, Mingi se alejó de ella por un momento para mirar algo en los estantes.

— June — la llamó, con una expresión de asombro al ver algo —. Ven a ver esto — sonrió, indicándole con la mano que se acercara.

June se acercó a él, curiosa por lo que estaba viendo Mingi. ¿Había encontrado otra pista sobre el paradero de su hermano?

Cuando June estuvo lo suficientemente cerca de Mingi, miró hacia donde él estaba mirando anteriormente, pero no vio nada.

— ¿Qué querías que viera? — ella giró la cabeza hacia él para preguntar, pero se sorprendió.

Mingi la había acorralado en el estante y, sujetándola por la cintura, le besó. Este beso fue diferente, necesitado y lento.

June no sabía por qué Mingi de la nada la besaba, pero le gustó. 

Desde que él despertó, quiso besarla, pero había decidido que ese era el ambiente perfecto.

Cuando hacía falta oxígeno, ambos se separaban y juntaban sus frentes, intentando calmar su respiración.

— ¿Por qué el beso? — cuestionó, mirando a Mingi con una sonrisa.

— Tenía muchas ganas de hacerlo — él también sonrió y le dio otro pequeño beso.

— Sigamos buscando — dijo June despertando a Mingi de su comodidad.

A ella le gustaba estar con él, pero aún así, sentía que tenían que buscar a su hermano, claro, June no sabe que el ''hermano'' de Mingi era su jefe y su compañero de un plan, y eso estaba a punto de cambiar.

— Oye, June — llamó Mingi, con una expresión seria, la agarró de la cintura en un extraño abrazo y la miró fijamente.

— ¿Qué pasa? — ella cuestionó.

— Hay unas cosas... unas cosas que no te dije para mantenerte a salvo — comentó con una expresión triste. Él quería decirle la verdad, y esperaba que entendiera.

𝐃𝐉𝐀𝐍𝐆𝐎ㅣMINGI ATEEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora