𝐃𝐉𝐀𝐍𝐆𝐎ㅣEn el medio de la peor noche, ellos se conocieron.
Él la necesitaba, y ella no tenía otra opción, tenía que ayudarlo.
Junto con armas, cadáveres, sangre y carros, ellos se enamoraron. Mingi no lo planeó, pero ella se convirtió en su rei...
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June sintió una dedo tocarla en el hombro, pero decidió descansar los ojos un poco más.
No quería manejar a casa de Yeji todavía, pero tenía que hacerlo.
Pero de la nada, sintió una respiración sobre ella. Abrió los ojos, encontrándose con el rostro de Mingi muy cerca del suyo.
— ¡Muévete! — lo empujó lo más lejos que pudo de ella.
Mingi se alejó y la miró con sus ojos de perrito, como si no supiera qué hizo mal.
— ¿Por qué estabas tan cerca? — preguntó June hacia él, casi lista para golpearlo.
— Porque pensé que estabas muerta. Te piqué y no despertaste — dijo con un rostro triste.
June sabía que había algo que él quería lograr con esa cara triste.
— ¿Qué? — cuestionó a la vez que miraba hacia la calle. Estaban en un lugar oscuro, escondiéndose.
— Llegamos, pero tengo miedo de ir fuera solo — dijo, pidiendo con sus manos que lo acompañara.
— Lo sabía — murmuró y tomó su arma —. Vámonos, busquemos a tu hermano.
Ambos salieron del auto, Mingi dándole las llaves de éste a June.
June iba al frente, y Mingi detrás, casi, al lado de ella caminando. Tenía un poco de miedo. ¿Y si Hongjoong estaba muy enojado y se le salía dispararle? Dios, no.
— ¿Cómo se ve él? Digo, tu hermano — ella le preguntó, caminando con cuidado. Veía a todos lados, incluso a las puntas de los edificios.
— Como un enano, con cabello azul — June le dio una mirada rara a su altura.
— No lucen como hermanos.
— Soy más alto porque hago más ejercicio que él y cuando éramos niños bebía más leche — dijo, esperando que ella no se diera cuenta de que estaba mintiendo.
— Creo que lo veo.
— ¿En serio?
— Broma, era una cabra — ella empezó a reír por tu pobre broma. Mingi notó que sus ojos también se cerraban tanto hasta que se parecían a lunas crecientes.
A Mingi le gustó mucho su sonrisa y su forma de reír. Era única y simple. Esperaba verla reír más, era un sonido muy satisfactorio.
— ¿Qué harás cuando encuentres a tu hermano? — preguntó de repente.
