Capítulo 10

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Con los ojos cerrados escuché el sonido de algunas máquinas a mi alrededor. Intenté abrirlos, pero la iluminación de la habitación no me lo permitió, apenas pude notar que me encontraba en una cama de hospital. 

—Hija, Yujin —mi madre lloraba junto a mí con mi mano entre las suyas—. ¡Enfermera! 

Tocó el timbre y aquella llegó casi de inmediato acompañada de un doctor. Ambos empezaron a examinarme e intentaron que dijera algo, pero no tenía las ganas o la energía para hacerlo, aún me sentía cansada. Vi a mi madre una vez más y me volví a dormir. 

Volví a despertar varias horas después. 

—Mamá —le hablé con esfuerzo y muy bajo de volumen. 

—Mi amor —se puso de pie para comprobar que estuviera despierta. 

—¿Cuánto tiempo llevo aquí?

—Un par de semanas —salían las lágrimas de sus ojos, conteniendo el llanto.

—¿QUÉ? —me alarmé e intenté levantarme. Necesitaba saber dónde estaba Wonyoung. 

—Tranquila, hija, ¿qué pasa? 

—Quiero ver a Wonyoung. 

—¿A quién? —la vi confundida

—Wonyoung, mamá. Quiero verla. 

—¿Acaso te refieres a ... 

La interrumpí—. ¿Dónde está ella? 

Preocupada por mí, mi madre me respondió—. Ella está en un hospital de alta seguridad. Ella es una delincuente, hija. 

—No, mamá. Ella no lo es. Ella me salvó. 

—¿Te salvó?

—Sí, mamá —me senté en la cama. 

—Hija, no puedes hacer esto. Tienes que descansar. 

—Tengo que verla —pedí. 

—Me temo que eso no será posible —entraron un par de hombres con gabardina. ¿Por qué acaso los detectives tomaban la misma clase de apariencia? —, al menos no por ahora. Antes nos gustaría hacerte algunas preguntas y que nos relates lo sucedido. 

—Señores, creo que no es el momento adecuado, ella acaba de despertar —les dice mi mamá autoritaria y regañona. 

—Pero... —comenzaba a decir uno de ellos, pero la presencia de un tercer hombre lo cayó. Su traje elegante y su postura eran intimidantes. 

—Detectives, necesito que salgan por un momento —imponía. 

—Claro que sí, señor —hicieron una reverencia y se retiraron sin decir más. 

Alto, bien peinado, ropa elegante y de seguro muy costosa. ¿Quién sería este hombre? 

—Yujin.

—¿Lo conozco? 

—Soy tu padre, Yujin.  

—¿Padre? —miré a mamá. Ella asintió. 

—Lo siento, jamás oí hablar de usted. No puedo reconocerlo como tal —le digo. 

—Lo comprendo muy bien. Las dejé a tu madre y a ti cuando eras muy pequeña. Pero debes saber que nunca me desatendí de ti, siempre he estado pendiente de tus necesidades. 

Bufé—. Claro.

—Esa gente te secuestró porque querían llegar a mí y a mi fortuna. 

—Perdone por causarle problemas, seguro podré pagarle la deuda hasta el día que muera. 

Atrapada [Annyeongz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora