Capítulo 5

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Aunque ya no estuviera atada a la cama, deseaba ya no estar atada de manos, ir al baño era tan complicado. Suerte que podía ir y hacerlo yo misma. Volví del cuarto de baño cuando escuché a alguien entrar. Por el perfume supe de inmediato que era ella.

—Quiero hacerte una pregunta —le digo a mi captora al tiempo que me indica acercarme para comer. 

—¿Quieres invitarme a salir? —esa voz coqueta en mi oído...

—Sigue soñando —me hice de lado.  

—Okaaay, entonces pregunta y veré su puedo responder. 

—¿Cuántos días llevo aquí encerrada?

La escuché hacer "mmm" para pensar. 

—Hoy es tu décimo quinto día —se sienta junto a mí. 

Suspiré triste. Habían pasado tantos días ya y mi madre, mis amigos o la policía no me habían encontrado todavía—. Tienes que dejarme ir —rogué. 

—No es posible —se acerca a mi rostro para robarme un beso como muchos otros. No reaccioné. Había llegado al punto en el que ya no le decía nada porque no me interesaba. No podía sentir nada por más que ella lo intentara. Simplemente me dejaba. 

Permanecí desanimada mientras ella me besaba. Seguro que la venda que aún cubría mis ojos absorbía todas mis lágrimas. 

—Hey, ¿estás llorando? —se separó. 

No respondí. Aunque era tan obvio. Quería irme de allí. 

—No llores —acunó mi rostro entre sus manos. 

—No puedo soportar estar aquí; este claustro de mierda, lo odio —digo entre sollozos. 

—Me tienes a mí como compañía. 

—Ni siquiera te conozco. Sólo sé que eres la horrible persona que me capturó y que se aprovecha de mí. No puedo confiar en nadie como tú y menos si no tiene rostro —alejé la comida, me acosté y me acongojé en la cama. 

No se escuchó palabra alguna de mi acompañante. La sentí ponerse de pie. ¿Le habría causado algún efecto mi comentario, mi actuar? ¿Me dejaría ir?

—...Voy a darte un regalo —me dice con una calidez y dulzura increíble en sus palabras. 

No respondí. 

—Ven aquí, siéntate aquí en la orilla —pide. Ya no me ordenaba, no como antes. 

Obedecí y sentí cómo se sentó a mi lado otra vez. Acarició mi mejilla izquierda y la ceja del mismo lado con ternura. Notoriamente me desconcerté, pero no me hice para atrás. 

—Como regalo, voy quitarte esta venda... —dice en un hilo bajo de voz, podía notar su inseguridad—, y dejaré que me veas.

Me sorprendí ante su propuesta, por fin podría ver el rostro de mi captor. Me sentí nerviosa y temerosa al mismo tiempo. No sabía si estaba lista pues fue tan repentino. 

Pasó sus manos por detrás de mi cabeza para deshacer el nudo de la venda. Poco a poco, deslizó la venda obscura en su dirección. Sobre mis párpados acarició el área. Mis ojos dolían debido a la presión realizada por la apretada tela durante varios días. La luz filtrándose era cegadora. Giré mi rostro hacia el suelo, no podía abrir los ojos, era demasiado difícil y doloroso. 

—No puedo —dije. 

—Aguarda... —se levanta para entrecerrar las persianas.—Okay, ahora hazlo cuando estés lista. 

Atrapada [Annyeongz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora