Capítulo 7

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—Soy un fiasco —Wonyoung se rindió dejando de lado los ingredientes para hornear. 

—No eres tan mala —la abracé por detrás para darle un par de besos sobre su hombro derecho descubierto.  

Nos encontrábamos en la cocina de la casa horneando algo, ya que buscábamos la manera de entretenernos de otras maneras que no fuera únicamente en la cama de la habitación. Y aunque no estaba nada mal, no permitiría volverme adicta a hacer el amor cual conejitos.

—Mejor vayamos a la habitación —tiró de mi mano. 

—No, señorita. Yo tengo hambre, de comida real, así que nos quedaremos aquí. 

—Buuh... Yo prefiero comer de la otra —hizo puchero y cruzó los brazos. 

Sonreí. —¿Dónde está la chica prepotente y fanfarrona que conocí y me decía qué hacer o simplemente me obligaba? 

—Se enamoró —se dio la vuelta para poner un poco de harina sobre mi nariz con su dedo. 

Reí. Wonyoung podía ser lo que sea fuera de esta casa, el peligro más grande, pero conmigo era la mujer más linda y atenta del mundo. Conocerla, literalmente había salvado mi vida. 

Al poco rato terminamos de preparar el pastel. Nos alegramos de que no tardara porque queríamos decorarlo con nuestro intento de crema batida, y por supuesto, nos pusimos a jugar otro rato con los ingredientes. Embarraba un poco de aquella crema en sus labios sólo para besarla, mientras que ella sólo me tomaba cuando quería y eso me aceleraba el corazón. 

Para comer fuimos a la sala a mirar el televisor. Estábamos abrazadas en el sofá mirando una película cuando su teléfono volvió a sonar. Suspiró pesadamente antes de disculparse para atender. Se fue de la sala y regresó bien vestida. Muy guapa, pero como si estuviera lista para una nueva misión. 

—Tengo que irme de nuevo —se acerca para tomar su chaqueta. Se la puso y luego ajusto su arma detrás de su pantalón—. Cualquier ruido que escuches, por favor no dudes en ir a tu habitación. Las cosas se están poniendo complicadas y peligrosas fuera de aquí, así que... —cuenta mientras se quitaba su smartwatch para dármelo. No había visto uno de aquella clase y sofisticación—. Lo estaré monitoreando, así que sólo úsalo para llamarme si surge algo y yo no estoy aquí, ¿bien? Sólo debes pulsar este ícono de aquí. 

Señala y yo asiento.

—Vendré tan rápido como pueda. 

—De acuerdo. 

—Ahora me voy —se acerca para darme el beso más lindo que ha podido darme, culminando con un pico más. Se fue. 

Me coloqué el reloj. 

Seguí mirando la televisión y varios programas de entretenimiento más, pero llegué al punto en que ya me había aburrido. Apagué el aparato y me levanté. Fui a la cocina para guardar el resto del pastel en el refrigerador mientras pensaba qué hacer. Fue entonces que creí que sería muy entretenido bajar al sótano donde me habían tenido prisionera desde el inicio. 

Eso hice. Busqué el acceso y lo encontré. Abrí la puerta y prendí la luz. Bajé. El olor me fue muy familiar. El lugar se miraba descuidado y viejo a diferencia del resto de la casa. 

Miré la silla donde seguro había estado atada por días al igual que aquella vieja cama de base metálica donde también estuve esposada. Algunos armarios más al fondo que estuve dispuesta a explorar. Allí había muchísimas gazas, por supuesto. Muchas cosas más para curación entre otras cosas. En uno de ellos encontré instrumentos de tortura; unos cuantos no podría siquiera adivinar para qué eran. Eso e hizo preguntarme, ¿cuántas personas más habrían estado aquí antes de mí? 

Atrapada [Annyeongz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora