Capítulo 9

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Los costosos autos color negro del mafioso chocaban contra el de mi salvadora. Ella me miraba por el rabillo del ojo para asegurarse de que no saliera herida por los impactos y luego volvía a realizar sus mejores maniobras, aunque a estas altas horas de la noche nos toparnos con la policía de tránsito que empezaría a perseguirnos junto a otras unidades de apoyo. 

—Ese hombre quiere asesinarte —le dije. 

—Lo sé —sonrió—. Por años no ha sido nada fácil burlarlo y hacer que me pierda la pista, y menos sabiendo que ahora está en mismo país. Sólo por ti he tenido que enfrentarlo una vez más.

—Lo siento. 

—No, está bien. Creo que desde el principio ha sido mi culpa. Ha sido cuestión de tiempo el volvernos a topar. Sólo que ahora estoy mejor preparada. Nicky hijo de puta, te lo agradezco. ¡Agg, mierda! —nos chocaron una vez más—. Tengo que enfrentarlos o no dejarán de seguirnos hasta provocarnos un accidente. 

Miré para atrás, de algún modo, los malos lograban volcar los autos de la policía. Más adelante, Wonyoung giró en una curva que nos brindaría algo de ventaja. Otra vez giré mi rostro para ver quién venía detrás. Sólo un auto nos seguía. La conductora hizo lo mismo que yo. 

—Es él —dice. Ella hizo un último cambio en el auto que nos dejaría frente a la entrada de un gran centro comercial. Las llantas rechinaron en el pavimento. 

—Tenemos que bajar y ocultarnos —se deshizo de su cinturón de seguridad y salió para ayudarme a bajar. Me dolía todo el cuerpo, pero aún la adrenalina me alcanzaba para moverme. 

Al ingreso, la gente nos miró extraño. Seguro miraban mis marcas o era toda la sangre que ahora se veía perfectamente en nuestra ropa, o quizás era por el arma que Wonyoung sostenía en una de sus manos que se alejaban de nosotras asustados. 

Tan pronto como nos escondimos, se escucharon disparos que empezarían a ahuyentar a la gente de la plaza comercial. Todos gritaban y corrían a la salida en señal de pánico. Nosotras nos quedamos detrás de una gran pilastra donde Wonyoung aprovecharía para recargar su arma. 

—Quédate aquí, ¿sí? —me pide— Acabaré con esto. 

—Wony —la acerqué a mí para besarla. 

Sonrió y me acarició la mejilla con ternura —Eres mi joya más preciada, Yujinnie. 

Me dio un beso más. 

—Sal de donde te escondas, Wonjang—grita la voz grave del jefe. Me parecía curioso el nombre por el que la llamaba. 

La gente ya había desalojado el lugar y quizá algunos otros estarían ocultos en los locales. 

—Acaba con ellos —le pedí antes de dejarla salir. 

—Por supuesto que sí, siempre lo hago —sonrió con confianza, guiñándome el ojo. 

Pero antes de que Wonyoung saliera, se escuchó la voz de un valiente policía de centro comercial. Me asomé para ver que les apuntaba con su insignificante arma. 

—¡Bajen sus armas! —les advierte. 

—Tony —gesticula el jefe. 

Entonces, aquella persona que sospecho es Tony, le disparó al policía sin dudarlo. Aquel cayó al suelo. 

Lo siento mucho por el policía, pero él había servido de distracción suficiente para que Wonyoung echara un ojo a la cantidad de hombres con los que el jefe mafioso contaba. 

Uno, dos, tres, cuatro. Fue la cantidad de tiros silenciosos que Wonyoung soltó. La vi agacharse cuando su enemigo le empezó a disparar. Un tiro más y Wony hizo caer al último lacayo para al fin quedar uno a uno. 

Atrapada [Annyeongz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora