Cap.21

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Habían pasado ya meses desde aquella semana inolvidable en Tenerife. La cálida brisa y las risas compartidas parecían un recuerdo distante, pero su esencia permanecía viva en nuestros corazones. Ahora, toda la familia y los amigos cercanos sabían el nombre elegido para nuestra pequeña: Victoria. Nos emocionaba tanto compartir esa noticia con todos, el nombre resonaba con una fuerza especial, simbolizando el triunfo y la alegría que sentíamos.

Además, anunciamos nuestro compromiso: ¡nos íbamos a casar! La alegría y el amor que nos envolvía era palpable, y saber que Alex y María serían los padrinos de Victoria nos llenaba de una dicha indescriptible. Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando se lo contamos, y nosotros sabíamos que no habríamos podido elegir mejores personas para ese rol tan especial.

Una tarde, nos encontramos en la terraza de nuestra casa, disfrutando de la suave brisa del atardecer. Yo, con mis ocho meses de embarazo, me sentía enorme y feliz, mientras miraba a mi alrededor, tratando de imaginar cómo sería la vida con nuestra pequeña Victoria.

Tenemos que empezar a pensar en la decoración del cuarto de Victoria - dije rompiendo el silencio con una sonrisa.

Él asintió, mirándome con ternura.

¿Qué te parece un tema clásico, con tonos neutros y detalles delicados? - sugirió, acariciando mi mano.

Me encanta esa idea - respondí, sintiendo una oleada de emoción - Pero, por favor, nada de rosa cursi. Quiero colores beige, blanco y pastel, algo que transmita calma y alegría a la vez.

Nos miramos y sonreímos. Era increíble cómo nuestras ideas se complementaban. Seguimos lanzando propuestas, hablando de colores, muebles y pequeños detalles que harían del cuarto de Victoria un lugar especial. Finalmente, decidimos que era el momento de poner en marcha nuestros planes.

Nos levantamos de la terraza y nos dirigimos al coche, listos para ir a comprar todo lo necesario. La tienda de decoración nos recibió con una explosión de colores y texturas. Caminamos por los pasillos, eligiendo cuidadosamente cada elemento: una cuna blanca con detalles en madera, cojines en tonos pastel, una lámpara que proyectaba estrellas en el techo y cortinas suaves en tonos beige y blanco.

De vuelta a casa, recibimos a Alex y María, quienes habían venido a ayudarnos a montar el cuarto. Alex, el mejor amigo de Omar desde OT , y María, mi amiga de toda la vida, estaban tan emocionados como nosotros. La casa se llenó de risas y conversaciones mientras abríamos cajas y comenzábamos a ensamblar los muebles.

Esto va a quedar preciosos - dijo María, mientras desenrollaba las cortinas beige y blancas.

Mi sobrinita va a tener el cuarto más lindo - añadió Alex, mientras ayudaba a Omar con la cuna.

Cada vez que intentaba ayudar, ellos me detenían, preocupados por mi bienestar y el de Victoria.

Rus , siéntate y relájate. Nosotros nos encargamos de todo - dijo María, guiñándome un ojo.

Sí, no queremos que te esfuerces demasiado - añadió Alex, pasándome un cojín para que estuviera más cómoda.

Me resigné a observar desde la silla que habían preparado para mí. A pesar de mis protestas, no me dejaban hacer nada. Era una mezcla de frustración y gratitud verlos trabajar tan dedicadamente. Omar, Alex y María movían muebles, colgaban cortinas y colocaban cada detalle con esmero.

Finalmente, después de unas horas de trabajo, nos detuvimos para admirar nuestra obra. El cuarto de Victoria estaba listo, un santuario de amor y felicidad que habíamos creado juntos.

Gracias por ayudarnos - dije, mirando a Alex y María con gratitud - Esto significa mucho para nosotros.

Siempre estaremos aquí para vosotros - respondió María, abrazándome con ternura.

Esa noche, mientras organizábamos los últimos detalles y disfrutábamos de una cena sencilla en la terraza, sentí una paz profunda. Estábamos rodeados de amor y apoyo, y Victoria llegaría a un hogar lleno de cariño y dedicación.

Más tarde , de madrugada , las patadas de Victoria me sacuden con una fuerza inesperada, como si estuviera tratando de jugar conmigo. Cada golpe es como una llamada urgente desde el interior de mi vientre. Mis manos se deslizan sobre mi barriga hinchada, tratando de calmar a mi pequeña guerrera que parece ansiosa por hacerse notar en medio de la noche.

Mis quejidos escapan de mis labios sin control, mezclados con palabras de consuelo para mi bebé por nacer.

Tranquila, Victoria, todo está bien -  susurro en la oscuridad, tratando de transmitirle calma a través del caos de sensaciones que llenan mi cuerpo.

Cada patada es como un recordatorio del milagro que está creciendo dentro de mí, pero esta noche, la intensidad es abrumadora. Me aferró a Omar, buscando su presencia reconfortante en medio de la tormenta de movimientos frenéticos.

¿Estás bien, cariño? - pregunta Omar despertándose con mis quejidos, su voz llena de preocupación mientras acaricia mi espalda con ternura.

Suspiro, tratando de encontrar alguna respuesta coherente en medio de las sensaciones que invaden mi cuerpo.

Es solo Victoria... parece que quiere hacer una fiesta nocturna esta noche - respondo con una sonrisa forzada, tratando de mantener el ánimo a pesar del malestar.

Omar me mira con cariño, sus ojos reflejando la misma mezcla de asombro y ansiedad que siento yo.

Bueno, parece que tendremos una niña llena de energía - comenta con una sonrisa - Es una futura bailarina, como su madre - bromea tratando de infundir un poco de ligereza en la situación.

De repente, Omar tuvo una idea.

-Espera un momento, cariño. Sé algo que podría ayudarte a relajarte y calmar a Victoria también.

Se levantó y se dirigió a la cocina. Lo observé con curiosidad y un poco de esperanza, mientras él rebuscaba en el congelador. Unos minutos después regresó con una gran sonrisa y un cuenco de helado de vainilla, mi antojo favorito durante el embarazo.

¿Qué tal un poco de helado? Tal vez a Victoria también le guste - dijo con una sonrisa cómplice.

No pude evitar sonreír a través de las lágrimas por el dolor.

Eres increíble, Omar - dije mientras aceptaba el cuenco de helado.

Con cada cucharada me sentí un poco más tranquila, disfrutando del sabor dulce y reconfortante. Poco a poco, las patadas de Victoria también comenzaron a disminuir, como si respondiera al placer que sentía.

Creo que a Victoria también le gusta el helado - bromeó Omar, viendo cómo me relajaba más. Asentí, sintiéndome mucho más tranquila.

Gracias amor , ha sido una idea increíble  - le digo sonriente.

Todo por mis chicas favoritas - dice dejando un dulce beso en mis labios y acurrucandose de nuevo junto a mi para seguir durmiendo.















Holaaaaa!!

Vuelvo por aquí con este capítulo, espero que os guste.

Queda nada para conocer a Victoria ¿estáis listxs?

La chica del metro (pt.2) - Rusmar OT 23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora