Cap.25

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Era una tarde de verano y la terraza del bar en el centro de la ciudad estaba llena de vida. Omar y yo habíamos organizado una reunión con algunos de los otitos para presentarles a Victoria. El lugar tenía un ambiente relajado, con mesas de madera, luces colgantes y plantas verdes que le daban un toque acogedor.

Álvaro fue el primero en llegar. Saludó con entusiasmo: "¡Ruslana, Omar! ¡Felicidades!". Sacó de una bolsa un álbum de fotos personalizado.

He pensado que podríais usarlo para capturar todos esos primeros momentos especiales - explicó mientras nos saludaba y se sentaba.

Poco después, Alex y Denna llegaron con una caja envuelta en papel rosa con estrellitas blancas.

¡Hey, chicos! - saludó Alex con una sonrisa amplia.

- Aquí hay un conjunto de ropa para Victoria. Espero que os guste - añadió Denna mientras me daba el paquete. Desenvolví el regalo y sonreí, pensando en lo bien que se vería Victoria con esa ropita.

Chiara y Violeta aparecieron con un enorme ramo de flores y una bolsa llena de regalos.

¡Ruslalaaaa! - exclamó kiki corriendo hacia mi.

Me levanté y fui también a abrazarla.

¡Kikaaaaa! - dije y nos abrazamos.

¡Mira esa carita! - exclamó Violeta al ver a Victoria.

Le hemos traído a Vicky algunos libros de cuentos y un peluche - agregó Chiara mientras dejaba los regalos sobre la mesa.

Juanjo y Martin llegaron riendo y bromeando, como siempre.

¡Ahí está la estrella de la noche! - dijo Juanjo, mirando a Victoria con admiración.

Martin sacó de su mochila un móvil musical de colores brillantes.

Pensamos que esto podría ayudarla a dormir mejor - explicó.

Finalmente, Bea, con su habitual calidez, llegó con una canasta llena de productos para el cuidado de bebé.

Un poquito de todo para la pequeña Victoria - dijo sonriendo mientras nos abrazaba. Me sentí rodeada de cariño y apoyo.

La terraza se llenó de risas y conversaciones animadas mientras todos se acomodaban alrededor de una gran mesa. El bar había preparado una variedad de tapas deliciosas: calamares fritos, patatas bravas, jamón ibérico y una tabla de quesos que hacían agua la boca. Las cervezas artesanales y los cócteles comenzaron a fluir, y el ambiente se volvió aún más distendido y festivo.

¡Salud por Victoria! - propuso Omar levantando su vaso y todos brindaron alegremente. Yo, con Victoria en brazos sonreía felizmente mientras mis amigos hacían turnos para conocer a la pequeña.

Sin embargo, el sonido de las risas y las conversaciones despertó a Victoria, quien comenzó a llorar. Omar se levantó rápidamente y la tomó en brazos desde su carrito.

Voy a llevármela a un lugar más tranquilo - dijo dirigiéndose a un rincón más apartado de la terraza.

Mientras Omar mecía suavemente a Victoria, cantándole una canción de cuna, yo observaba la escena con ternura. Mis amigos notaron mi mirada y comenzaron a comentar lo bien que se veía Omar con la niña en brazos.

Se ve tan natural con ella - dijo Bea sonriendo

Sí, definitivamente es un gran papá - añadió Alex con admiración en su voz.

Después de unos minutos, Victoria se calmó y volvió a dormirse en los brazos de Omar, quien regresó a la mesa con una sonrisa satisfecha.

Parece que el papá tiene un toque especial - bromeó Chiara, mientras todos reían y brindaban nuevamente.

La noche continuó con más risas, anécdotas y música en vivo que comenzó a tocar en el bar, dándole un toque aún más especial a la velada. Cuando las luces de la ciudad comenzaron a brillar intensamente, la terraza se convirtió en un pequeño paraíso de alegría y amistad.

Fue una noche para recordar, llena de risas y momentos felices entre amigos. 



Al día siguiente de la encantadora velada en la terraza del bar, teníamos planeada una comida muy especial. Nos reuniríamos con todos los otitos y profesores, Omar y yo estábamos emocionados por presentarles a nuestra hija a aquellos que no habían podido conocerla la noche anterior.

El lugar de la reunión era un restaurante con un amplio jardín, perfecto para una tarde de verano. Chiara y Violeta llegaron juntas, tomadas de la mano, seguidas por Alex y Denna. Juanjo y Martin, siempre riendo y bromeando, entraron saludando a todos. Naiara y Lucas nos saludaron calurosamente.

Álvaro, Bea, Suzete, Cris, Salma y Paul también se unieron a nosotros. La alegría en sus rostros al ver a Victoria era palpable. Además, estaban los profesores Manu, Abril, Vic, Pablo y Vicky, quienes habían sido una parte fundamental de nuestra formación en la academia. Y por supuesto Noemí estaba allí para compartir el momento.

Omar y yo llevamos a Victoria, que dormía plácidamente en su carrito, y comenzamos a presentarla a aquellos que aún no la conocían.

Aquí está nuestra pequeña Victoria - dije  sonriendo mientras la levantaba suavemente. Las caras de asombro y ternura de nuestros amigos y profesores eran invaluables.

Manu, con su habitual sonrisa cálida, fue el primero en acercarse.

Es preciosa chicos, felicidades a los dos - dijo dándole una palmadita en la espalda a Omar.

Abril, con ojos brillantes, añadió: "Va a ser una gran cantante, lo lleva en la sangre". Todos reímos ante el comentario.

Vic, Pablo y Vicky se turnaron para admirar a la pequeña. Vic dijo: "Ya puedo imaginarla en su primer concierto", mientras Pablo comentaba: "Seguro que tendrá una voz increíble". Vicky, con su toque maternal, me dio un abrazo y susurró: "Estás haciendo un gran trabajo, Ruslana".

Noemí, la directora, se acercó y miró a Victoria con una mezcla de cariño y nostalgia.

Parece que fue ayer cuando estabais en la academia, y míraos ahora, unos padres maravillosos - dijo, abrazándonos.

La comida se sirvió en una larga mesa bajo un gran árbol, decorada con flores y velas. Había una variedad de platos deliciosos: ensaladas frescas, paellas, carnes a la brasa y una selección de postres irresistibles. Mientras comíamos, las conversaciones fluyeron con naturalidad, llenas de risas y anécdotas.

¡Por Victoria y por todos nosotros! - propuso Naiara, levantando su copa, y todos brindaron alegremente. Omar y yo nos miramos, agradecidos por tener a personas tan maravillosas en nuestras vidas.

Victoria, tranquila en su carrito, era el centro de atención, y nuestros amigos se turnaban para acariciarla y hablarle suavemente. "Se parece mucho a ti, Omar", comentó Cris, mientras Salma asentía. "Sí, pero tiene los ojos de rus", agregó.

La tarde continuó con más risas y música. Algunos de nosotros tomamos la guitarra y comenzamos a cantar, recordando los viejos tiempos en la academia. Fue un momento mágico, lleno de amor y nostalgia.

Al final del día, mientras el sol comenzaba a ponerse, nos sentamos en el jardín, disfrutando de los últimos momentos juntos. Victoria dormía plácidamente en mis brazos, y no pude evitar sentirme abrumada por la felicidad.

Fue un día para recordar, una reunión especial que celebró no solo la llegada de nuestra hija, sino también la amistad y los lazos que habíamos construido a lo largo de los años.

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⏰ Última actualización: Jul 11 ⏰

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La chica del metro (pt.2) - Rusmar OT 23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora