Cap.16

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Me desperté lentamente, sintiendo la primera luz del amanecer filtrarse a través de las cortinas. Apenas había pasado un minuto cuando una sensación incómoda comenzó a revolverme el estómago. Era una sensación que se había vuelto familiar en las últimas semanas, pero no por eso menos desagradable. Me llevé una mano a la boca, tratando de contener las náuseas, pero sabía que era inútil. Con un suspiro, me levanté de la cama y me dirigí al baño, mis pasos lentos y pesados.

Sentí a Omar moverse detrás de mí, escuché su suspiro y el suave crujir del colchón cuando se levantó. A pesar de mi malestar, una parte de mí se sintió aliviada de que él estuviera allí; su presencia siempre me reconfortaba.

Al llegar al baño, apenas tuve tiempo de inclinarme sobre el inodoro antes de que las náuseas me vencieran. Vomité, sintiendo las contracciones violentas en mi estómago.De repente, sentí la cálida presencia de Omar a mi lado. Sin decir una palabra, me sujetó el pelo con delicadeza, apartándolo de mi rostro mientras seguía vomitando. Ese simple gesto me permitió concentrarme en superar el malestar sin preocuparme por mi cabello desordenado. Aprecié profundamente su apoyo silencioso.

Finalmente, cuando mi estómago quedó vacío, me desplomé sobre el suelo del baño, respirando profundamente. Omar se arrodilló a mi lado, con una mano aún sosteniendo mi pelo y la otra acariciando mi espalda con suavidad.

Lo siento - logré murmurar entre respiraciones profundas, tratando de no dejarme llevar por la vergüenza.

No tienes que disculparte - respondió él con suavidad - Estoy aquí contigo.

Sentir sus dedos en mi cabello, manteniéndolo lejos de mi cara, era reconfortante. Después de unos minutos que parecieron eternos, el malestar comenzó a disminuir y pude enderezarme, aunque el agotamiento seguía presente. Me apoyé en el lavabo por un momento, respirando hondo.Omar me ofreció una toalla y acarició suavemente mi espalda, su toque reconfortante y lleno de amor.

Me enjuagué la cara con agua fría, esperando que eso me ayudara a despejarme un poco más. Me miré en el espejo, observando mi reflejo pálido y las ojeras que comenzaban a formarse. A pesar de todo, una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios al pensar en el bebé que crecía dentro de mí.

Gracias - murmuré, sintiendo una profunda gratitud y cansancio en mi voz. Me giré hacia él, buscando su mirada.

No tienes que agradecerme - respondió él sonriendo con ternura - Estamos en esto juntos.

Le miré, nuestros ojos encontrándose en un entendimiento silencioso. Sabíamos que enfrentaríamos cada mañana y cada desafío juntos. Omar me rodeó con sus brazos, sosteniéndome con suavidad, y apoyé mi cabeza en su hombro, sintiendo su calidez. Permanecimos así por unos momentos, disfrutando de la paz y el consuelo mutuo.

Vamos a preparar alguna infusión- dijo finalmente, rompiendo el silencio con una voz suave - Algo ligero para tu estómago.

Asentí, dejándome guiar de vuelta a la cocina. La idea de algo caliente y reconfortante me pareció un pequeño rayo de esperanza.

Mientras Omar preparaba el té, me senté en la mesa, observando cada uno de sus movimientos. Era atento y cuidadoso, asegurándose de que todo estuviera perfecto.

Mientras el agua hervía, se volvió hacia mí, sus ojos llenos de preocupación y amor.

¿Cómo te sientes ahora? - preguntó, sentándose a mi lado y tomando mi mano entre las suyas.

Mejor, gracias a ti - respondí sinceramente, apretando su mano - No sé qué haría sin ti.

No tienes que averiguarlo - dijo, su voz firme pero cariñosa - Siempre estaré aquí, Rusli. Para ti y para nuestra bebé.

La chica del metro (pt.2) - Rusmar OT 23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora