Cap 7: Nuevos Rostros.

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Celestia, distrito capital de Néxar.


Rex


Corría sin pensar demasiado, los pies moviéndose por inercia, intentando alejarme lo más que podía del bullicio y la confusión. Mi capucha cubría mi cabeza, como un escudo invisible, intentando protegerme del caos que se desataba a mi alrededor. Mi corazón latía con tanta fuerza que apenas podía escuchar otra cosa. Estaba asustado, mucho más de lo que me había preparado para estar. Intentaba convencerme de que podía sobrevivir, pero cada vez que lo pensaba, la duda se hacía más grande.

Las voces de los fanáticos me envolvían, sus gritos llenos de emoción y euforia. Era casi surrealista pensar que estaban allí, celebrando algo tan cruel. Sentí que mi estómago se revolvía al ver cómo parecían disfrutar de todo esto. Celestia... era hermosa, sí, pero esa belleza ahora parecía vacía. El miedo seguía agarrado a mi pecho, aunque trataba de disimularlo. No quería parecer débil, no ahora, cuando sobrevivir dependía de que nadie me viera como una presa fácil. Busqué el rincón más alejado que pude encontrar, lejos de las voces y de los fanáticos que gritaban con emoción. ¿Cómo podía haber tanta gente celebrando esto? No lo entendía, pero no importaba. Ahora solo necesitaba un lugar donde respirar.

Llegué a una esquina apartada y me apoyé contra una pared, tratando de calmar los temblores de mis manos. A lo lejos, las siglas de NeoTech brillaban desde lo alto de un enorme edificio, ondeando con la bandera de Néxar. Tragué saliva, la vista de Celestia era impresionante, un lugar que para muchos era un sueño, pero para mí era solo una pesadilla y al mismo tiempo una salida."¿Qué estoy haciendo aquí?" me pregunté, suspirando con la mirada fija en la bandera de Néxar. Era como un recordatorio de lo lejos que estaba de Voidside, de casa... aunque,¿realmente podía llamarlo "hogar"? Suspiré con nostalgia, extrañando algo que nunca había tenido realmente.

—¿Qué voy a hacer? —murmuré para mí mismo, las palabras apenas saliendo mientras me apoyaba contra la pared,intentando procesar la realidad.

Estaba tan absorto en mis pensamientos, tan perdido en el miedo y la desesperación, que no me di cuenta de lo que se acercaba hasta que fue demasiado tarde. Algo, o más bien alguien, me golpeó con fuerza en la espalda, lanzándome al suelo. Sentí el impacto en mi rostro, las heridas de mi cuerpo protestando con dolor. El impacto fue duro, y aunque intenté amortiguar la caída, mi cuerpo chocó contra el suelo de lleno. Sentí la cara arder, las heridas viejas dolían más.Un par de risas llegaron a mis oídos, burlonas, hirientes.Tres personas me observaban, se reían a carcajadas, burlándose de mi caída. Me giré lentamente, tratando de no mostrar lo mucho que me había dolido.

La primera, una chica rubia con ojos azules, me miraba con una mezcla de desprecio y diversión, por un momento sentí haberla visto antes. Parecía salida de un mundo completamente diferente al mío, vestida con ropas caras y un aire de superioridad. A su lado, un chico con el cabello mitad blanco y mitad negro, se reía con una elegancia casi repugnante. El último, el más intimidante de los tres, era un chico de cabello negro, ligeramente largo, con tatuajes que asomaban por su cuello y brazos. Mantenía una mueca de burla en su rostro mientras exhalaba humo de un cigarro. Su mirada me daba miedo, un tipo de miedo que hacía que mi estómago se retorciera.

—Piérdete, este ahora es nuestro lugar, idiota —dijo, con una voz cargada de desprecio.

Intenté levantarme, mis manos temblaban. Puse mis gafas en su lugar para enfocar mejor sus rostros, pero lo único que conseguí fue ver lo intimidantes que eran. Tragué saliva, nervioso, y con la voz apenas controlada, hablé.

—Pero... yo estaba aquí primero...

El chico de cabello negro dio un paso hacia mí, su expresión endureciéndose.

VORTEX:Juegos Mortales ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora