Día 1: En el clóset

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Necesito tu ayuda.

Eran las seis de la mañana de un domingo e Enid se había aparecido en la puerta de la habitación de Yoko, la vampiro no terminaba de despertar cuando la rubia interrumpió ingresando apurada.

¡Estas no son horas de dios! ¡Ni del diablo! 

Lo siento pero era urgente.

Espero que sea de vida o muerte.  ¿Se te olvida que soy un vampiro? Estas cortando mi hora de dormir.

Oh vamos, estas gruñona porque ayer te la pegaste en la fiesta de los oscuristas.

¡Porque soy una criatura de la noche! —se quejó Yoko lanzándole una almohada mientras trepaba a su cama de nuevo— Habla de una vez antes que me quede dormida.

Bueno, esto es difícil para mi.

¿De qué va todo? —dijo Yoko envolviéndose en su frazada mientras sentía el calor del sueño apoderarse de su cerebro.

... creo que me gusta.

Espera ¿qué? —se le había quitado el sueño— ¿Te gusta quién? 

¿Acaso no me escuchas? 

¡Me estaba quedando dormida porque son las seis de la mañana!

Ya, ya... es Wends.

Ah, te gusta Addams —la vampiro bostezó y luego de diez segundos su cerebró terminó de procesar la frase— Espera, espera, espera ¿dijiste que te gusta Addams?

¡Siiii! Por dios, no me hagas repetirlo —se tapó la cara con la almohada.

La Addams que casi acaba con medio Nevermore.

Si.

La misma Addams que cuando puede me arroja un pan de ajo cuando el profesor se da la vuelta en clase.

Si.

Hablamos de la misma Addams que me contaste que el otro día llegó con las manos bañadas en sangre de una de sus expediciones.

Basta, Yoko. Ya entendí, no tendría porqué gustarme mi roomie gótica aparantemente desequilibrada.

¡Obvio que no! Pero digo... eres tú entonces, no es taaaaaan raro. Addams no es mi tipo pero totalmente sería el tuyo.

¿Qué quieres decir con eso?

Bueno tienes ese lado lobuno tuyo salvaje, que claramente vi llegar empapado en sangre cuando nos salvamos aquel día que atacaron la Academia.

Claro, pero eso fue porque estaba enfrentando al Hyde.

Porque...

Porque Wends estaba en peligro —sentenció Enid enterrando aún más su cara en la almohada.

Yoko se levantó de su cama y se acercó a ella para darle algunas palmadas en la cabeza a modo de consuelo, la rubia levantó el rostro bastante frustrada y a punto de llorar.

Lo que no entiendo —habló Yoko— es por qué te angustia tanto que te guste, digo... ¿crees que ella te odia?

Para empezar, dudo mucho que alguien como yo —mostró su mano y sus uñas multicolores y señaló los rastros azulinos y rosas de su cabello— con todo esto sea alguien agradable para Wends.

Wenclair Pride 2024  - RetoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora