Capítulo 18: Una declaración frustrada - Cambio de plan

138 11 12
                                    

Una castaña de ojos verdosos bajaba de un tren, llevando consigo una pequeña maleta.

Nankatsu, este es tu pueblo natal querido Tsubasa, pensó la joven, mientras se colocaba unos lentes oscuros, para segundos después continuar su camino, hacia un paradero, para abordar un taxi.

Tras algunos minutos la joven ya estando dentro de un taxi, expreso: Al mejor hotel de este pueblo.

Como diga señorita, respondió un hombre mayor de cabello cenizo.

En tanto:

Un joven de gorra y lentes, miraba a una castaña, mientras esta colocaba sobre una bandeja, el pedido que él debería llevar hacia una de las mesas.

Y con esto, el pedido queda listo para llevar, pronunciaba la castaña con calidez.

Sanae, expreso el joven.

Dime, ¿acaso se te olvido algo más del pedido?, dijo la castaña con calma.

¡Eh! no, claro que no, el pedido está completo, lo que pasa es que quiero decirte algo, pronunció Tsubasa.

¿Qué?, respondió intrigada Sanae.

Cuándo termine la atención, ¿Me podrías acompañar a un lugar?, agrego el joven, con dulzura.

Claro, contesto la castaña, un tanto intrigada, a pesar de ello, no indago más, pues el joven debía llevar el pedido a la mesa que lo estaba esperando.

Bien, entonces en cuanto termine la atención iremos al mirador, dijo Tsubasa, tomando la bandeja, dejando pensativa a la castaña.

Al mirador, ¿Qué extraño?, ¿para qué quiere ir allá?, pronunció Sanae, mientras veía alejarse al joven de cabello desordenado.

Hoy te confesare mis sentimientos mi tierna Sanae, si, hoy lo haré, no quiero esperar ni un día más para hacerlo, pensó Tsubasa, mientras colocaba unas tazas sobre una mesa.

¡Gracias joven! pronunciaron la pareja que ocupaba la mesa.

Horas después:

A bordo de un auto una joven de lentes iba mirando a través de una ventana una calle, mientras pensaba: En unos minutos estaré frente a ti, Tsubasa, solo espero que me creas la excusa que te daré ante mi presencia, y aceptes ser mi guía en estos días.

En un determinado momento, su mirada se posó en un joven de lentes y gorra, que se encontraba fuera de una Cafetería – Pastelería.

Su porte, es como el de él, pensó Aiko, mientras seguía con la mirada al joven, quién en un determinado momento se sacó lentes, permitiéndole ver su rostro por completo. Pero si es él, dijo la joven de ojos verdosos.

¿Qué dijo señorita?, expreso ante ello el chofer.

Detenga el auto, pronunció Aiko.

Pero aún no llegamos al lugar que me dijo, contesto el chofer.

Le digo que detenga el auto, cambie de opinión, me quedo aquí, agrego Aiko mientras sacaba un billete de su cartera, para dárselo al chofer del taxi.

Bien, como diga señorita, respondió el hombre, estacionando su auto junto a una banqueta.

Tome, añadió Aiko, colocando un billete en la mano del chofer.

Pero no....

No se preocupe por el vuelto, quédeselo, expreso la joven, antes de bajar.

¡Gracias señorita! contesto el hombre, mientras veía a la joven partir.

¿INALCANZABLE?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora