En la mañana del siguiente día, me desperté con retortijones en el estómago y con vómito. Me sentía mal, y no pude hacer nada que volver a mi dormitorio. Mi tío me trajo un poco de té y se quedó junto a mí, preocupado.
-Pero estabas de maravilla anoche.- Dijo mi tío, ciertamente preocupado.
Tratando de minimizar los hechos, respondí: -Sí, tal vez la comida me cayó mal.-
Él me miró escéptico. -¿Sinceramente crees que fue eso?-
-Lo más probable es que haya sido la comida.- Dije, aunque yo misma sabía que eso no era lo que me daba mal. -Con unas pocas pastillas, seguramente me saldré con la mía.-
Michael me observó de reojo y me preguntó: -Te ves bastante mal, no podríamos viajar así.-
Estaba decidida: -Nada de eso.-
Me senté en la cama, tratando de imprimirle seriedad a mi proposición. -Yo me quedaré aquí. Puedes ir a Europa con alguno de tus amigos o amigas y yo me quedaré para cuidar la casa y a Apolo.-
Mi tío negó con la cabeza. -Daphne, estás enferma.-
Le dije: -No te preocupes por mí.-
Michael estaba insistiendo. -Daph, ¿te das cuenta de que si me voy, te voy a dejar sola por cinco días completos?.-
Le sonreí, burlándome un poco de la preocupación de mi tío. -He estado sola durante dieciocho años en el orfanato, ¿Qué son cinco días?-
-Te voy a confiar, tú tienes que ser responsable.-Me pasó una llave: -Aquí tienes el cerrojo de la puerta. Hay comida en el refrigerador, las croquetas para Apolo están en el piso de arriba. Si algo sale mal, te voy a dar el número de un vecino, y si estás muy mala, llama a una ambulancia. No tienes que salir de casa si no necesitas hacerlo.-
Me sonrojé y respondí: -Gracias por confiar en mí. Te prometo que voy a cuidarme.-
-Quizás deberías dormir otro rato. Yo voy a estar en la cocina preparando un poco más de té. Si necesitas algo, sólo grita.-
Esta vez mi sonrisa fue sincera. -Gracias por todo.-
Mis ojos se abrieron unos segundos después de que mi tío cerró la puerta principal. Apenas pude escuchar la ligera vibración del coche alejándose.Salté de la cama y me dirigí a la cocina. El tiempo para comenzar a explorar había llegado.
Calenté unos huevos con jamón y con un poco de pereza me senté en la sala a desayunar y escuchar la radio. Apolo estaba en su esquina, junto a su plato de comida y con esa mirada solemne que siempre usaba cuando dormía plácidamente.
Luego de terminar de desayunar, me dirigí al baño. La sensación del agua caliente en mi piel era un placer que apreciaba mucho. Luego de la ducha, escogí un conjunto de ropa cómodo. No quería ser muy llamativa: solo necesitaba un pantalón y una camisa.
Bajé la escalera de nuevo y me senté en uno de los sillones de la sala. Tenía que arreglarme el cabello y no quería hacerlo en el baño. Después de unas cuantas tiras con el cepillo, de pronto sentí una vibración extraña. El sonido se parecía a un murmullo que venía de afuera.
Fui a la puerta principal y miré a través del vidrio: no había nadie ahí. A lo mejor había sido un animal o un pájaro. Volví a cerrar la puerta y me fui a sentar en el sillón. El calor del sol que caía a través de la ventana sentía bien.
-Ya sé que estás ahí. No hace falta que hagas tu puesta en escena triunfal.- Dije con ironía, incluso aunque sentía los pelos de mi piel de gallina.
La voz volvió a aparecer y, una vez más, el murmullo se encendió. -Déjame disfrutar de mi entrada. Hago un buen show.-
-Ay, por favor, no es gracioso.- Dije, intentando demostrar que me parecía banal y aunque aún no me había dado vuelta, podía sentir el juego con mi mente.
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Latidos
VampireDaphne tendrá que adaptarse a su nuevo hogar fuera del orfanato y a los habitantes, pero no podrá dejar de sentir una extraña sensación de desconfianza y miedo a la vida que tendrá en el pueblo, lo cual aumentará conforme descubre la realidad de "A...