Invierno

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La nieve había cubierto la tierra y todo parecía mágico. Era la primera vez que contemplaba la nieve fuera del orfanato, y el frío me envolvía todo. Estiré mi mano y cogí un poco de nieve en la palma de mi mano.

Un calor a mi espalda y unas manos alrededor de mi cuerpo me sobresaltaron. Enseguida volteé y, ¡oh sorpresa!, Alejandro me estaba dando un abrazo.

-Odio los abrazos.- Le dije, todavía asustada.

Alejandro se alejó de mí, sonriendo de todo corazón. -Solo quería darte un poco de calor en este día frío.-

-Vi tu mensaje de que hoy no hay clases. ¿A qué te refieres?.-

-Hoy empiezan las vacaciones de invierno. Vamos a algún lado hoy.-

Me puse seria. -¿No tenías planes para hoy?.-

-¿No me estás escuchando?.- Dijo Alejandro, sonriendo. -El plan es estar contigo. Agarra tus llaves y vámonos.-

Con una sonrisa, toqué las llaves en mi bolsillo y entramos al auto.
-¿Dónde vamos?.- Le pregunté, mirando me alejaba de mi casa.

-Vamos a la carretera.- Dijo Alejandro, encendiendo el radio. -Lo primero es salir de aquí.-

-Espero que tengas un plan.- Dije, mirando la nieve y el paisaje que pasaba.

-Esto será una aventura.-

Bien, tendré que confiar.

-Siento algo de cohibición.- Dijo Alejandro, observando como mi mano sujetaba el volante con confianza. -No se supone que deba conducir, ¿No crees?.-

-Nop, mi auto, yo manejo.- Le dije, girando la mano con un movimiento rápido y fluido.

Alejandro se rió, mientras yo me concentraba. -Lo tienes en cuenta.-

-Me sigue causando curiosidad que estés tan pegado a mí, ¿Qué te hace quedarte tanto tiempo?-

-Bueno, está es la única manera para que no me odies.- Dijo, sin mirarme. -¿Es eso tan difícil de entender?-

-En realidad, si.- Le respondí, sonriendo. -Pero me gusta la idea de que te preocupes por mi.-

-Viendo que soy el copiloto, soy el encargado de poner la música. Y quiero recordar que también soy de dormirme en el camino.-

Me reí. -No puedo creer que te vayas a dormir.-

-Lo hago muy bien.- Dijo Alejandro, con una sonrisa en sus labios.

-Entonces me tengo que apurar, no quiero tener gente dormida en mi auto.- Dije, acelerando un poco y pasando por una esquina.

-¿Me estás subestimando?- Dijo Alejandro, apoyándose en el cinturón de seguridad.

-¿De verdad me sacaste de mi casa para venir a Massachusetts?- Le pregunté a Alejandro, con cierto tono de interrogante

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-¿De verdad me sacaste de mi casa para venir a Massachusetts?- Le pregunté a Alejandro, con cierto tono de interrogante.

-Oye, te estoy sacando de tu rutina.- Dijo, mirando fuera de la ventana. -Tú deberías agradecerme. De todos modos, no puedes estar enojada conmigo, estás muy lejos de tu casa.-

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