𝓓𝓐𝓓𝓓𝓨 𝓘𝓢𝓢𝓤𝓔𝓢 || Anthony LaRusso

𝟎𝟏

𝐀𝐍𝐓𝐇𝐎𝐍𝐘 𝐒𝐄 𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐓𝐎 𝐄𝐍 𝐔𝐍𝐀 𝐇𝐀𝐁𝐈𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍 𝐎𝐒𝐂𝐔𝐑𝐀 𝐈𝐋𝐔𝐌𝐈𝐍𝐀𝐃𝐀 𝐏𝐎𝐑 𝐔𝐍𝐀 𝐓𝐄𝐍𝐔𝐄 𝐋𝐔𝐙 𝐀𝐙𝐔𝐋. El aire acondicionado estaba encendido y estaba cómodamente hundido en la espuma viscoelástica, a su lado podía sentir el peso del colchón, y los diálogos apagados del videojuego le decían que Kai estaba jugando en su teléfono.

—Buenos días bello durmiente— dijo Kai en tono burlón...

La frialdad de la habitación le hizo querer hundirse aún más en la superficie blanda. Anthony descubrió que le gustaba el frío penetrante que subía por sus piernas descubiertas, pero una pequeña parte de él se acercaba al calor corporal que su amigo emanaba cerca de él.

Kai vestía una sudadera suave, con las mangas arremangadas hasta los antebrazos. No tenía una figura cincelada exactamente, pero era agradable a la vista. Era un poco gracioso, la forma en que fruncía el ceño bajo la concentración. Parecía enojado, Tony quería suavizar la frustración con un ligero roce de sus labios. Estaba tan seguro de que lo estaba mirando, pero no podía apartar los ojos. Si fuera socialmente aceptable, estudiaría cada átomo de Kai Lawrence. 

"¿En qué rayos estoy pensando?"

Sabía que estaba mal. La conciencia de sí mismo era el mayor enemigo de Anthony. Deseaba poder volver a la dichosa ignorancia que tenía hace unos meses cuando no pensaba en querer trazar las líneas de los labios de su amigo con las yemas de sus dedos, o acercarse tanto a Kai para determinar correctamente el tono exacto de sus ojos.

En sus peores días, deseaba poder volver a odiar al chico de nuevo, eso haría que las cosas tuvieran algo de sentido al menos. Todo había sido fácil... mientras odiaba a Kai.

Se apartó de sus pensamientos cuando sintió que un calor lo envolvía. El rubio había extendido una manta sobre él.

—Te temblaban las piernas. Podía sentirlo desde aquí— Kai le sonrió antes de regresar a su videojuego.

"Gracias" murmuro antes de acomodarse mejor en la cama y cerrar sus ojos dispuesto a dormir un poco más.

Los vagos diálogos de las escenas, la tenue luz azul, el calor de la manta, Kai, todo comenzó a disolverse y Anthony sintió que se deslizaba de nuevo en los recovecos de su mente.

Podía ignorar todos los recuerdos enterrados en este lugar, en esta habitación controlada y pacífica. Aquí podía callar todas las voces que le recordaban la discusión que tuvo con su padre hace unos días atrás.